La curiosidad -la sed de averiguar, conocer y saber siempre un poco más- es tal vez la cualidad más imprescindible del aprendizaje. Por eso, cultivar el deseo de salir de lo convencional para comprender nuevos aspectos de la vida y vivir experiencias novedosas que enriquezcan la sabiduría es uno de los desafíos más importantes de los docentes que día a día se ponen al frente de jóvenes que transitan la escuela secundaria. Ese es el caso de Karen Mongelos, docente de matemáticas en la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM, que, una mañana, frente a estudiantes de tercer año decidió llevar a la clase la nanotecnología, una rama científica relativamente nueva que normalmente no habita las aulas de los colegios.

La profesora Mongelos, que actualmente está finalizando la Licenciatura en Ciencias Aplicadas en la UTN, les propuso a sus alumnos explorar la manipulación de la materia a escala nanométrica y los invitó a participar del concurso Nano x un Día, desarrollado a nivel nacional por la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) para el que tendrían que desarrollar una solución a un problema específico utilizando nanotecnología.

Melody Cañete, Brisa Figueroa y Tamara Flores fueron las tres jóvenes que más se interesaron y que junto con su profesora, que oficio de tutora, empezaron a investigar sobre qué aplicación podían darle a esta tecnología. Para ello se contactaron con el Instituto de Nanosistemas (INS) y conocieron a Rodrigo Medina y María de los Ángeles Ramírez, becarios del instituto que se interesaron en su propuesta y las asesoraron durante todo el proceso. Luego de realizar una encuesta entre sus compañeros, el equipo descubrió que, en José León Suárez, el 68 por ciento de los estudiantes de su colegio tiene viviendas con techo de chapa, de los cuales un 40 por ciento tiene problemas con goteras y filtraciones cuando llueve.