Benjamin Kuchen es un artista con todas las letras, se enamoró sin querer del teatro y lo mismo le pasó con la arquitectura. En plena actividad, pasó por Benditos Artistas Nuestros para someterse ante las preguntas de David Gardiol. Él, como artista todo terreno esta vez se puso el traje de entrevistador. Disfrutá de la entrevista completa.

David Gardiol: - Me decías fuera de cámara que el título de actor considerabas que te queda grande, ¿porqué?


Guillermo Kuchen: - Sí, siempre me pasó que me pareció un título demasiado grande. Siempre me resultó más cómodo ubicarme en mi profesión, que bueno, tengo un título que lo avala y que soy arquitecto. Y hay un certificado que me respalara. En la actuación, como yo no soy de una carrera formal, solo hice cursos, talleres, fue un poco autodidacta, por eso yo no puedo decir que tengo una formación más que el oficio. Soy como un carpintero que aprendió el oficio con la experiencia. 


DG: - ¿En qué momento la actuación te lleva puesto o la encontrás vos? 


GK: - Siempre me llamó mucho la atención, siempre me gustó ver película, siempre me gustó aprender sobre la vida de artistas, etcétera. Me interesa siempre. Pero nunca pensé que yo podía ser actor. Fue un poco accidental una vez que me invitaron a ver una obra de teatro. A mí me parecía que era una pavada, que no me iba a gustar, y me capturó absolutamente. Era una obra que dirigía Julio Mercado y que era 'La espera trágica'. Entonces, cuando lo vi, como no entendí nada, me llamó absolutamente la atención. Y al poco tiempo empecé a ser un taller de teatro y me empecé involucrar en el teatro. Y me capturó definitivamente.


DG: - ¿Cuál fue el primer obra? 

GK: - Empecé a tomar un taller de teatro con Juan Carlos Carta y tenía que presentar una obra de mimo que hacía, que se llamaba 'Manchas en el silencio', en un festival Iberoamericano de Mimos, en Buenos Aires. Y yo estaba tomando el curso y nos hicimos bastante amigos rápidamente. Entonces él invitó a trabajar en la parte técnica. Entonces, yo movía la utilería, así los actores desarrollan la escena. Y unos pocos días antes de viajar a Buenos Aires. Uno de los actores no recuerdo cual fue la razón tuvo un inconveniente y no podía actuar. Así que Carta me dijo, 'hace vos el personaje'. Yo no creía poder hacerlo entonces le decía 'te acompaño, pero no lo puedo hacer', 'si yo te digo es porque lo puedes hacer' me decía Juan Carlos. Y eso fue en el primer año con él. Carta nos daba mucha técnica de mimos, etcétera, es un gran mimo. Así que bueno, fui a reemplazar a este compañero que no podía actuar. Así que mi debut fue en el teatro Margarita Sirgú, en Buenos Aires, en el Festival Iberoamericano de Mimos, que para mí en ese momento no tomaba dimensión de lo que representaba, pero fue mágico primero porque yo tenía un miedo, un terror, previo a subir al escenario y tomé la decisión de no hacer esto nunca más. Subí al escenario, porque bueno, ya no podía echarme atrás y cuando terminó la obra me di cuenta de que realmente era lo que quería hacer todo mi vida. O sea, no fue mi decisión, fue compulsivo. Y eso me implicó, que dejara ingeniería electrónica. Ya era el cuarto año que estudiaba a esa carrera, no estaba en cuarto año, porque no me iba muy bien, iba medio a los ponchazos, pero decidí dejar la carrera, incluso dejar ingeniería para dedicarme a ser actor. Ahí un poco se me complicó la cosa porque mi viejo, cuando le comunicé que no iba a ser ingeniero, que era el sueño de él, en realidad también me dijo, 'bueno, ningún problema, si no vas a estudiar, no hay drama, vas a ser actor, pero mañana mismo te buscaba un laburo porque acá no hay beca, si no sos estudiante'. Así que movilizado por eso, porque me sigan bancando en mi casa, pasé por distintas carreras, me escribí en administración de empresas, empecé, abandoné, me escribí en diseño industrial, empecé un poco, y en algún momento empecé arquitectura también en el mismo plan de hacerlo un poco y dejarlo, y me capturó la arquitectura también y me llevó a estudiar y a dedicarme, y hoy en día dedicarme profesionalmente, que es algo que me apasiona hacer. 


DG: - ¿Cómo hiciste para hermanar dos cosas tan distintas?

BK: - En la arquitectura uno imagina espacios, imagina otras vidas, se ponen la piel de otras personas y el teatro es muy similar, imaginar un espacio que no existe, vivir en un espacio que no existe, es un ejercicio que el arquitecto hace la hora de diseñar. Y por otro lado, como me gustan mucho los oficios manuales, me gusta mucho la carpintería, la metalurgia, me gusta mucho la construcción, que en realidad es lo más a lo que yo me dedico, a la ejecución de obra. Y me gusta hacerlo, porque lo aprendí siendo profesional, aprendí a trabajar en la obra, a conducir la obra y con el teatro trato de combinarlo de la mejor manera posible. En alguna época le destine mucho más tiempo a la actuación, de hecho, trabajé en Buenos Aires, trabajé allá bastante, tuve la posibilidad, muchas posibilidades, por suerte de desarrollar mi carrera como actor y tenían la arquitectura un poco en un segundo plano en ese momento. Hasta que en algún momento tomé la decisión de volver a San Juan, porque consideraba que que eran lo mejor para mí en ese momento, para mi familia, que tenía mis hija chiquitas, estaba por nacer mi hija menor María y tomé la decisión de volver a San Juan, porque teníamos una vida muy desordenada en que yo viajaba, tenía funciones, miércoles a domingo en el Teatro de Buenos Aires y los otros días venía acá y estaba o cuando no podía venir entonces viajaba mi mujer con las chicas. Así que en un momento decidí cortar con el tema de la actuación, venir a San Juan y desarrollar mi otra profesión, que era la arquitectura. Y bueno, ahí empecé a desarrollar más mi trabajo como arquitecto. Y bueno, tratar de paralelamente hacer un poco de lo otro, pero la arquitectura se transformó en mi medio de vida económico, porque la actuación es un medio de vida espiritual en este momento para mí. Hoy en día he tratado de combinar las dos cosas. Ya habiendo pasado varios años de eso, no hace mucho, tomé la decisión de decir, 'bueno, ya ordené varias cosas, mis hijas ya son más grandes, mi familia está más consolidada, me puedo dar el lujo de hacer esto un poco más'. Entonces hace un tiempo empecé a volver a buscar trabajo como actor. 

DG: - ¿Cuándo habilitaste de nuevo tu carrera de actor?

BK: - Hoy es un poco más amigable por lo económico. Por los recursos, antes también yo me acuerdo cuando fui la primera vez a Buenos Aires en el 2006 no había Facebook, no había Instagram, las redes sociales no existían, existía internet que se yo el mail y yo me acuerdo que me hice un mapa de Buenos Aires, porque yo había ido a Buenos Aires un par de veces no conocía la ciudad. Entonces me estudié la ciudad casi a la perfección, un vicio de urbanista, que tengo como arquitecto, y marqué todos los puntitos de dónde estaban las productoras, los canales y bueno, hice todo un recorrido por todos esos lugares en los que nadie me abrió la puerta ni siquiera, porque tenía que ir con alguien que te presentara o algún conocido y era muy difícil buscar un trabajo.
Buscar un lugar hoy con las redes sociales, creo que es una ventaja, más allá de las desventaja que puedan tener las redes, en las ventaja que tienen es esto de conectar, ayudar a vincular a una persona que en cualquier lugar del mundo puede desarrollar un trabajo en otro y que es más visible y vos podes mostrar tu forma de trabajar, tener un archivo directo en el cual un productor, un director de teatro de televisión puede ver tus trabajos, así que creo que hoy es una ayuda interesante a las personas que hoy sí estudian formalmente y trabajan en esto, van a buscar trabajo en otros horizontes fuera de la provincia. 


DG: - ¿Y en el mundo del teatro que es lo que  atesoras? 


BK: - La verdad que me costaría elegir algo, siempre me gustó mucho ensayar, me encanta el proceso de trabajo, de descubrir los personajes, de repetir, de volverlo a hacer y volver a hacer la escena, volver a hacerla, entrenar, lograr algo que no te sale, me costaría decir estas fueran mejores que otras. Creo que en todas trate poner mi mayor disposición, mi mayor oficio para lograr lo mejor posible o lo mejor de mí, así que, ya está, cuando uno tiene esa criatura ese personaje y esa obra y que eso es lo de la que uno lo disfruta, o yo por lo menos de gozo tanto de hacerlo que me costaría dejar