Jamile desde muy chica supo que le gustaba el mundo del arte, aunque en su casa lo único relacionado con el arte eran los libros y la música. Ella pasó por Benditos Artistas Nuestros para someterse ante las preguntas de David Gardiol. Él, como artista todo terreno esta vez se puso el traje de entrevistador. Disfrutá de la entrevista completa.

DAVID GARDIOL: -Hoy nos acompaña la artista visual Jamile Aparas.  ¿Como es tu mundo en el arte? ¿Qué parte del arte expresas?

JAMILE APARA: -Básicamente en pintura de caballete, pero también he incursionado un poco en lo que ha sido la pintura mural y la gestión cultural. Además de eso, soy docente, que va por un camino paralelo.

DG: -¿Cómo fue tu encuentro en la vida con la pintura?

JA: -Yo creo que lo traía incorporado, te lo juro. Siempre lo sentí así, no es que un día dije “¡Oh, quiero ser artista!”. Mi primer recuerdo es dibujando en la tierra con un palito, para mí, eso de la vocación. Sí, sabía que quería ser docente. Eso sí, sentía que me gustaba también. Me gusta ir llevando a alguien a que descubra cosas, eso me fascina y cuando eso sucede me siento muy feliz. El arte fue algo que estuvo siempre ahí, lo fui desarrollando y fue creciendo.

DG: -¿Y de qué te nutriste? Porque hay mucho interno en el arte

JA: -Mi estilo, yo lo he denominado “particionismo”. Te cuento, yo iba siempre a la iglesia a la Medalla Milagrosa en Santa Lucía, en donde había un gran medallón de Mosaicos. Yo tenía 8 años y recuerdo pasarme mucho tiempo mirando cómo estaban construidas esas manos de la virgen, su rostro o la ropa. Y además, mi abuelo materno fabricaba mosaicos. Entonces, había un muestrario con un cuadrado rojo, uno verde y un negro. Era un lugar donde yo pasaba muchos fines de semana y vacaciones, eso de alguna manera me marcó la idea de que los colores tienen límites. Creo que eso se ha ido guardando en el subconsciente y después yo he podido elaborar mi propia estética.

DG: -¿En el “particionismo” percibís la imagen descompuesta en qué sentido?

JA: -Comienzo a mirar un objeto o un paisaje y empiezo a ver que está compuesto de pequeños tonos de color que se yuxtaponen, que después eso te genera un volumen. Para mí es un placer reconstruir   eso. No traduzco  todo lo que veo, sino que hago  una síntesis y una interpretación de eso. Por ejemplo, hice un retrato de mis abuelos, mi abuela era naranja y mi abuelo amarillo. Vos ves a esas personas, pero la mejilla son tres tonos y con eso es suficiente.

DG: -¿Y en esos tonos también está la carga emocional que vos vas transmitiendo?

JA: -Sí, porque en realidad, son ángulos y eso te deberías generar una imagen más violenta. Lo curvo te lleva más a lo dulce, a lo agradable y las líneas rectas o los ángulos. Pero acá no siempre pasa eso, de algún modo eso se suaviza bastante.

DG: -El otro día me dice un tipo, “mira este tomate” justamente la paradoja es que entre todos los colores que tiene no hay rojo, ¿a vos te pasa algo de eso también?

JA: -Sí, también. Te cuento mi historia: Nadie en mi familia era artista, jamás en mi casa vi un original de nada, tampoco había un libro de arte. Lo más cerca que teníamos a la arte era el gusto por la literatura y que a mi papá le gustaba mucho la música. No había nada que dijera que me iba a dedicar a esto. Yo trabajaba con lápiz negro que era lo único que tenía en mi casa. Mi encuentro con la plástica fue directamente en la universidad. En ese entonces, yo trabajaba mucho con planos de grises y cuando tuve que traducir eso al color me daba lo mismo que fuera verde o amarillo, asi que jugaba con el color.

DG: -Con mucha libertad…

JA: -Y me gustaba eso. Me gustaba que lo que yo hacía era lo que estaba representando pero pasado por mí. Creo que todos los artistas terminamos siendo personas un poco más sensibles, que expresan lo que ven de otra manera. Todo el mundo ve lo mismo, pero por alguna razón nosotros lo podemos interpretar de otro modo.

DG: -¿Y después la facultad que vino?

JA: -Antes de eso vino la maternidad: Tengo una hija que va a cumplir 25 años y eso ha sido mi mayor escuela. Empezar a ver todo de cero, a través de sus ojos o de sus frases. Después cuando empezó la escuela, me empezó a dar mis tiempos nuevamente, asi que volvía a pintar y a participar en excepciones. También soy jurado de cosas de pintura y he estado en algunos cargos que tienen que ver con esto, con la cultura. Por eso te decía lo de gestión cultural, nos tenemos que meter es eso.

DG: -¿Te presentas a cursos o haces muestras?

JA: -Sí, participo en muestras colectivas. Estuve en el colectivo de 18 mundos hasta hace muy poquito y también he ido haciendo mis muestras individuales. Me gusta trabajar una serie, una exposición siempre es algo que tiene que ver con un tema específico, entonces  la desarrollo, la expongo y empiezo con otra cosa. Esto también es el “particionismo”, cada una de esas exposiciones debe haber tenido que ver con algo específico que se quería transmitir en ese momento.

DG: -En tu cotidianeidad, ¿qué espacio podes dedicarle a la pintura?

JA: -Tengo dos mañanas y el fin de semana. A veces cuando una idea es así como muy apremiante, a la hora que sea.

DG: -Cuando llama la musa hay que ir…

JA: -Igual que Picasso, creo que la creatividad aparece cuando uno está trabajando. Es mucho más fácil tener una idea cuando vos estás inmerso en algo, no creo en eso de que te cae la idea de repente.

Finalmente quiero regalarles el manifiesto que resume lo que yo pienso: Soy la parte de un todo universal, parte que busca a otra parte. Principio generador de algo nuevo que lleva en su interior a la historia, está atravesado por la cultura, modo de ver y traducir la realidad, realidad externa e interna, interior que se muestra, sale y trasciende del origen, origen de un todo.