Victoria Balanza es una artista con todas las letras, con su danza brilló en los escenarios de todo el mundo junto a Julio Bocca y la compañía estable del Teatro San Martín de Buenos Aires. En plena actividad, pasó por Benditos Artistas Nuestros para someterse ante las preguntas de David Gardiol. Él, como artista todo terreno esta vez se puso el traje de entrevistador. Disfrutá de la entrevista completa.

David Gardiol: - ¿Te definís como bailarina todavía, aunque no estés en actividad actualmente?


Victoria Balanza: - Sí, aunque me retiré de los escenarios profesionalmente en 2019, estoy ahora en el Teatro del Bicentenario en la dirección de las grandes producciones de danza y dando clases también.


DG: - Quiero ir para atrás, muy atrás del tiempo, ¿cómo fue tu encuentro con la danza?, ¿qué fue lo primero que llegó de la danza a tu vida? y ¿cómo fue ese encuentro? 

VB: - Mi mamá siempre estuvo muy vinculada al arte, a la escena, a lo que sea en el teatro, además pinta muy bien, es muy artista, muy completa. Y en realidad buscándome una actividad, cuando era muy chica y muy inquieta, el primer contacto con lo físico fue el karate. Ella me llevó a carate primero y más que nada porque quedaba en la esquina de mi casa. De repente se va, de un día para el otro y en el mismo lugar abren un instituto de danzas. Así que entonces empecé a ir ahí. Y cuando llegué al primer día de clases me enamoré de la actividad. Yo empecé cuando tenía 8 años a bailar, pero de hacía tiempo le pedía a mi mamá, porque había un programa en la tele que se llamaba 'Todos al Colón', lo pasaban los domingos y cada vez que pasaba valet, yo me quedaba mirando en la tele. Entonces tenía ganas de hacer eso, que se veía en la tele y justo ponen este estudio de danza en la esquina de mi casa y empecé y no lo dejé más. Así fue. 


DG: -¿Tu mamá tenía muchos que ver con la danza también, pero como vestuarista?


VB: - Mi mamá estudió danza cuando era chica, se recibió de profesora, pero nunca ejerció, lo tuvo como una actividad más, y si ella estuvo vinculada al vestuario, ella era modista y hacia todo el vestuario que yo tengo de bailarina en mis primeros años, siempre me acompañó. 


DG: - ¿Cómo fue el crecimiento desde los 8 años que empezaste? 

VB: - Seguía en Estudio Uno y mi interés siempre fue cada vez mayor, ya quería más. No me bastaba con una función al año, entonces mi maestra, que era Alejandra Llevaras, empezó a presentarnos en concursos provinciales, después nacionales, también llegamos a concursos internacionales. Ahí fui conociendo gente, fui ganando medallas y contactándome. En esa época en San Juan lo único que teníamos era el teatro Sarmiento y una sola función al año y eso era todo y era trabajar todo el año para eso. Y mi deseo siempre fue formar parte de una compañía de valet. Fue creciendo cada vez más mi objetivo, hasta que en un concurso yo tenía 18 años, estaban des jurado Silvia Solis, Raúl Candall y no me acuerdo que otra persona me estaba. Silvia dio un seminario, me voy al seminario y ella me dice bueno, '¿y qué quieres hacer vos con tu carrera?, porque ya estás en un edad en la que tenes que trabajar de esto'. Le dije que quería formar parte de una compañía y me dijo, 'bueno, yo para diciembre te voy a armar una semana de audiciones en distintas compañías'. Y así fue todo el año preparándome para ese diciembre de esa semana y tenía que dar un salto obviamente. Así que cuando ellos se ponen contacto conmigo, viajó a Buenos Aires y la primera audición fue para la compañía de Maximiliano Guerra que tenía su compañía privada. Él me afroció un contrato pero tenía que esperar un tiempo para que se liberaba otro contrato para que yo ingresar. Después audicioné para la compañía del teatro San Martín y en ese momento me dijeron que era muy joven para la compañía que todavía tenía un camino para hacer en otros lados, y la verdad que después cuando entré a la compañía, entendí que es una compañía que requiere de otro peso escénico y otra edad también. Y por último, audicioné en la compañía de Julio Bocca, ahí me ofrecieron un contrato que fue por seis meses al principio y después se fue renovando. Una experiencia increíble. 

DG: - ¿Entonces te fuiste de San Juan con un contrato de Julio Bocca? 

VB: - Sí. Me fui por diez años. No fue fácil irse de providencia del lugar de tus afectos, de tu familia, de la contención. No es fácil y mucho menos el paso de un estudio de danza a una compañía profesional fue muy brusco el cambio. 


DG: - Bueno, vos querías más (risas)

VB: - Sí, totalmente. Fue una experiencia increíble, maravillosa, fue una enseñanza magestuosa, la que tuve al lado de él (Julio Bocca). 


DG: - Y lo difícil es cuando no estás bailando, cuando tenés que el espacio que ocuparía ir a comer con la familia, el fin de semana.


VB: - De pronto, la compañía de Julio era una compañía muy chica, máximo 16 bailarines. Entonces, teníamos mucho trabajo, la compañía giraba mucho por el mundo, no teníamos mucho tiempo de descanso. De hecho, teníamos nada más que dos semanas libres en el año. Viajábamos muchísimo, entonces, la adrenalina, la edad que tenía, yo era muy joven también, estaba en una voragine y en un lugar de crecimiento constante y de aprendizaje constante y, bueno, conocer no solo lugares, sino maestros, coreógrafos, verlo a Julio trabajar, la exigencia que eso genera también. Entonces, no había el todo el espacio para extrañar. Además muchos lugares por conocer, muchos escenarios que pisamos emblemáticos, entonces, la verdad que esa época que no la sufrí. 


DG: - ¿Cuáles fueron loes tres escenarios más emblemáticos en los que estuviste?

VB: - Y fuimos a Rusia, a Moscú, al teatro Bolshoi, ese fue tremendo ese escenario. Después de estos lugares exóticos como Arabia Saudita, Turquía, Egipto, un lugar que me pareció rarísimo que pudiésemos tener una función tan explotada del público fue Alaska que fue tremendo. 

DG: - La gente no era muy fría, ¿no? (risas) 


VB: - No, la verdad que no. Pero como esos lugares que gracias a mi carrera y gracias a él, en realidad, conocimos. Además bailando obras maravillosas, fue increíble. Que quizás en el momento y con esta adrenalina y esta vorágine que te digo, uno no toda dimensión, de lo que está viviendo. 


DG: - ¿Y después que pasó cuando Bocca se retiró?

VB: - Cuando él se retiró fue un momento increíble en el 2010. En el 2007 fue la despedida de él en la avenida 9 de Julio, habían como cinco, seis cuadras de gente amontonada para ver ese espectáculo. La verdad que en el momento uno no dimensiona. Yo formé parte de ese espectáculo. Después del cierre y cuando terminó todo y él se retira y yo entro a la compañía de Contemporania del Teatro San Martín, es ahí cuando tomo la dimensión de lo que significó él para nosotros en la danza y lo que significó formar parte de esa compañía. Que fue tremendo. En el San Martín era otra la dinámica, aprendí un montón en la compañía del San Martín. Los coreógrafos con los que estuve, la verdad que, fue todo aprendizaje y yo siento que sigo aprendiendo. Pero ahí dimensioné, cuando estuve lejos de Julio Bocca ahí dimensioné, lo que significaba estar al lado de él. 


DG: - ¿Y el ciclo San Martín cuantos años más?

VB: - Diez años más. Y también fue una experiencia maravillosa, tengo grandes amigos, ahí. 

DG: - ¿Y eres otra forma diferente respecto de la compañía de Bocca? 

VB: - Sí, como te decía, la compañía de Julio era una compañía muy dinámica, vejamos mucho, no teníamos mucho tiempo para los vínculos. De repente esta a otra compañía en el San Martín, había otros procesos para las creaciones de obras con más tiempo. Tenías más tiempo en Buenos Aires, teníamos más tiempo de madurar las obras y salias con otro peso escénico, al escenario, de otra manera. Y los pedidos eran otros. Entonces a mí artísticamente me sirvió muchísimo, estar en esa compañía. 


DG: - ¿Tiene más que ver con lo que está haciendo?


VB: - Totalmente, hoy puedo gracias a la formación que tuve de San Martín y a la formación que tuve de Julio, funcionando todo eso, creo que hoy puedo plantarme frente a mis bailarines, los que hoy dirijo, haciendo el pedido más concreto y pedido desde los dos lugares, desde lo técnico, desde lo artístico con más claridad. Me interesa mucho la artista integro, el artista, bailarines integro

DG: - ¿Ahora sos una directora o una coreógrafa muy exigente? 


VB: - Sí, soy muy exigente. De buena manera. 

DG: - Y este momento, ¿cómo lo estás viviendo? 

VB: - Lo estoy viviendo muy feliz. Fui muy feliz siendo bailarina. Creo que no me quedó nada por hacer. De hecho hice más de lo que me imaginé, que iba a hacer. Yo solo quería formar parte de una compañía y terminé formando parte de dos compañías increíbles. Entonces, como que fue más allá de mis expectativas, todo lo que viví como bailarina. Entonces, hoy siento que puedo desempeñarme y desarrollarme en esta otra actividad, con mucho para aprender todavía, pero por suerte tengo la apoyo de gente muy increíble, como Julio, como la de mi director en el Tatro San Martin, como Lydia Céhnik, como gente que admiro y que respeto y que están ahí apoyándome, ayudándome. 


DG: - Y qué ven la trascendencia de lo que estás haciendo también 

VB: - Sí, la verdad que es muy hermoso. Y siento que desde este otro lugar puedo transmitir toda mi experiencia, todo lo que viví. Buena, mala, mejor, peor, pero es mi experiencia. Y quiero que mis bailarines, a partir de mi experiencia tengan otras, por supuesto, muchos mejores y superadoras de las que yo tuve. 

DG: - ¿Acortáles el camino también para que llegue más lejos tus bailarines?


VB: - El hecho de que tengamos el Teatro del Bicentenario y el hecho de que tengamos este programa de formación que dirijo todos los años, hace que este cambio que yo tuve de un estudio de danza privado a una compañía profesional no sea tan brusco. O sea, nosotros acá en el Teatro lo que hacemos es poder darles estas experiencias que son lo más cercanas a lo profesional para que cuando ellos, entre una compañía, no sientan ese cambio tan brusco.