En medio de la crisis política e institucional de Argentina en 2001, la banda liderada por Adrián Dárgelos sacó a la venta el disco “Jéssico” que sorprendió a sus seguidores y dejó en claro el momento que vivía la creciente agrupación.

“Estábamos abarrocados y nos dimos cuenta de que era un exceso de peso, mucho artilugio y poca esencia. Con Jessico logramos más esencia que artilugio, pero a esa altura ya sabíamos porque habíamos experimentado”, manifestó Panza Castellano en el libro de Casciero. El baterista fue un engranaje esencial para refinar, mediante la síntesis rítmica, el concepto central en torno al cual la banda construyó su propuesta estética durante esos años: el swing.

El ritmo fue el eje de Babasónicos como consenso creativo en la banda: “No es que intentamos salir con algo tipo 'Livin' la vida loca' para hacer dinero. ¡Porque yo hice por dinero desde el primero hasta el último disco! Siempre creí que iba a reventar todo: con Pasto, con Dopádromo. Es la verdad. Pero bueno, fracasamos. Y ahora me pongo contento solo con poder componer algo y seguir grabando”, dijo en 2002 Diego Tuñón a la revista Rolling Stone cuando fueron elegidos como banda del año.

Veinte años después, seguir hablando de Jéssico quiere decir que el disco cumplió con su cometido y dejó a una generación marcada por su ritmo, estilo, letras y novedad.

Fuente: IndieHoy