Flor Núñez, la autora que pone el acento en el cuidado del ambiente y la colonización
La joven escritora argentina creó Kamilcara, una tierra no real pero con guiños a sucesos ligados a la colonización en América.
Florencia Nuñez se animó a ir contra la corriente de lo que se espera en el mundo comercial de la literatura. La argentina puso énfasis en el ambiente con guiños importantes a la colonización en América. Kamilcara, es su última novela e incluso en algunas escuelas ya es vista con buenos ojos para incorporar en su programa de estudios.
La historia comienza con un vistazo de la destrucción de una tribu en manos de hombres blancos. Además en toda su narrativa se vive a flor de piel la guerra entre nativos e invasores. Lo más diverso es como la autora plasma el ambiente y lo fusiona con tintes de magia que involucran a una familia.
Toda la trama gira sobre dos chicas, una nativa llamada Nailén y una joven del nuevo mundo llamada Anelina. Las vidas de Neilén y Anelina se cruzan, y deberán luchar para salvar las tierras y el bosque de la maldad del hombre.
Entrevista con Flor Nuñez
¿Cómo nace Kamilcara?
Toda mi vida leí novelas de fantasía. La mayoría eran historias inspiradas en folklore e historia europea, y hace un tiempo comencé a pensar que era una lástima que no existiera nada inspirado en la historia de nuestra tierra. Tenía muchas ganas de leer algo así. Cómo no existía, quise escribirlo yo.
El ambiente es una clave en tu libro, ¿sos una comprometida con el tema ?
Me gusta pensar que sí porque es un tema que siempre me interesó mucho y al que hasta el día de hoy me parece que no se le da la importancia que merece. Todos los días aprendo un poco más sobre cómo comprometerme con el medio ambiente desde mi lugar. Es un camino largo y hay mucho por aprender, pero el primer paso es tomar consciencia para de a poco ir haciendo cambios en la forma en la que vivimos.
El mundo va cada vez más rápido y parece que tenés que estar progresando, ascendiendo y cumpliendo metas todo el tiempo para no quedarte atrás. Ni siquiera podés parar a disfrutar cuando cumplís algún objetivo porque se te hace tarde para el próximo. Lo hermoso de la naturaleza es que no hay que llegar a ningún lado. Lo qué hay que valorar y cuidar es lo que ya existe. Por eso me conecto con la naturaleza desde un lugar de mucho agradecimiento, plenitud y abundancia.
Hay muchos guiños a la colonización y a América, ¿fue a propósito?
Kamilcara es una tierra inventada y las tribus y los personajes que viven ahí también lo son, pero sí, la colonización fue una inspiración para mi novela. Tal como también hay gran influencia sobre distintos conflictos europeos en otras novelas de fantasía.
¿ Cuáles son las cosas de la vida que te inspiran?
Me entristecen muchas cosas que pasan en relación al medio ambiente, pero la naturaleza también me recuerda las cosas verdaderamente importantes en la vida. A veces estamos muy concentrados en nuestros problemas humanos y nos hacen sentir que el mundo acaba en ellos, pero conectar con la naturaleza nos recuerda qué hay cosas más grandes y vitales. Escribo mucho en relación a eso.
Además, toda mi vida lidié con la ansiedad y después de muchos tratamientos llegué a lo que es el mindfulness y la filosofía del budismo. Me pasaba que en las películas o series que veía y en los libros que leía no veía esa perspectiva, y por eso me costó mucho incorporar esa forma de ver el mundo. Somos lo que consumimos y lo que leemos, por eso me gusta plantearle a quienes me leen la forma sana y abundante que tiene la filosofía del budismo.
Si tuvieras que elegir un personaje de tu novela con el que te identificas, ¿Cuál elegirías?
Con la protagonista que más me identifico es con Anelina. Neilén es algo así como una mezcla de todos los maestros de vida que se fueron cruzando en mi camino. El mundo necesita más gente como Neilén.
¿Se viene una segunda parte?
Si! Ya está escrita y la idea es publicarla este año.