La mezquita de Palermo inauguró un nuevo pabellón sobre la herencia cultural del pueblo árabe
El príncipe sultán Bin Salman Al Saud, presidente del Comité para el Turismo y Patrimonio Nacional del Reino de Arabia Saudita, quien llegó a la Argentina para participar de la Reunión de Ministros de Turismo del G20, fue quien realizó la apertura inaugural.
Además del templo religioso, inaugurado en el 2000 con la presencia de tres presidentes argentinos, el centro cultural islámico, ‘Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas Rey Fahd’, tendrá ahora un museo de la colectividad en Buenos Aires.
En un par de semanas, por la iniciativa del nuevo director del lugar, Sheikh Ali Alshamrani, tendrán allí una nueva biblioteca que se sumará como centro educativo a la escuela para 200 niños que también funciona en el predio de Palermo.
La mezquita tiene su entrada principal sobre la Avenida Bullrich 55 y ocupa una amplia superficie coronada por dos torres y la cúpula de la mezquita con la media luna árabe, que cuenta con una cobertura metalizada mate que realza su elegancia.
Voceros de la institución detallaron a Télam, tras la visita del príncipe junto al embajador, Riyad Saud Alkhenene, que la mezquita tiene visitas guiadas gratuitas a las que “asisten más de 3.000 personas por semana, los martes, jueves, viernes y sábados al mediodía”.
Los interesados no deben realizar ninguna inscripción previa, pero por tratarse de un templo, piden “el uso de ropa recatada, sin escotes pronunciados, ni faldas o bermudas por encima de las rodillas”, para realizar el paseo que dura unos 40 minutos en los cuales las mujeres van con el pelo recogido y un pañuelo.
El templo es un amplio salón alfombrado para arrodillarse de la forma llamada prosternación, sin altar ni figuras, pero con un púlpito bajo, con algunas divisorias o lugares para apoyarse cuando se está sentado en el piso, en el que los asistentes, solo por higiene, están descalzos o con medias.
Con sus paredes de color terracota y sus marcos blancos, el edificio, que aún no cuenta con 20 años, tiene arcos y galerías que garantizan algo de sombra mientras que las fuentes hacen de alambra en el frente de la construcción.
Ammar Diab, el arquitecto que diseñó el edificio, detalló a Télam que lo concibió de estilo “nayel, propio del sur de Arabia Saudita, más moderno, un poco mezclado”, por lo que utilizaron el terracota de manera predominante.
A la inauguración en septiembre del 2000 asistieron los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem en tanto ejercía la primera magistratura Fernando de la Rúa.
Para el Islam una mezquita es un lugar sagrado “por ser donde se adora a Dios”, por lo que conciben como los católicos “la construcción como una oración de piedra”.
Desde Arabia trajeron un gran número de elementos de más de 1.000 años de antigüedad, promedio, como silla de montar de madera y odres de cuero, vitales para llevar agua en el desierto.
En la entrada al nuevo pabellón sorprenden las alfombras y las joyas hechas de plata protegidas con cristales, mientras que los tapices y la ropa de distintas épocas relatan la geografía y la historia de esta colectividad que constituye la tercer rama inmigratoria de la Argentina.
Los voceros recordaron a Télam que si bien no existen datos actualizados de la colectividad árabe o islámica en Argentina “se entiende que a principios del siglo XIX llegaron a la Argentina dos millones de sirios libaneses de los cuales un cuarto eran musulmanes” y otros tantos maronitas.
El centro cultural presenta de manera muy especial las formas de las viviendas en arabia, a lo largo de su historia, con livings y cocinas, pero sobresale un espacio similar al que podía tener una novia en aquella región cuando se preparaba para su boda.
Un capítulo aparte tienen las cafeteras y las teteras que exhiben ahora en el nuevo pabellón, realizadas en distintos metales pero con formas estilizadas, sobre todo en sus picos para servir las infusiones.
Los samovares tienen su lugar especial también en esta muestra donde a poco de andar se entiende que son muchas más las similitudes que las diferencias entre las dos culturas que bien pueden ser consideradas una sola.
“Queremos representar en Argentina el patrimonio cultural árabe y que el pueblo argentino pueda conocerlo de manera directa”, completó Alshamrani en el recorrido.