Uno de los libros fundamentales para conocer más cabalmente la obra de Jorge Luis Borges, sus “Diálogos” con el escritor Osvaldo Ferrari, acaba de publicarse en su primera traducción al chino. Aquellas conversaciones se difundieron originalmente en Radio Municipal (la recordada LS10, cuya llegada era muy importante en los 80), y tuvieron una primera difusión gráfica en el diario “Tiempo Argentino” de aquellos años. Más tarde, se editaron en libros de enorme éxito con los títulos de “Borges en Diálogo” (1985), “Libro de Diálogos” (1986) y “Diálogos últimos” (1987), y posteriormente hubo un cuarto, “Reencuentro”, que recogía todos los inéditos que no habían sido difundidos por radio ni publicados en diario.

“El primer editor fue Grijalbo”, recuerda Ferrari, también poeta y periodista, en diálogo con este diario. “Ya el segundo título tuvo un prólogo, muy sentido, del propio Borges. En 1998, Sudamericana los reeditó en dos volúmenes, de 45 diálogos cada uno, y al año siguiente, que coincidía con el centenario de Borges, apareció el volumen de inéditos, que tiene 28 diálogos”. Acerca de la publicación reciente en la China, Ferrari recuerda: “Estos diálogos, que fueron siempre fuente en Congresos, Universidades y otros centros de estudio, aparecieron rápidamente traducidos al italiano (Bompiani los reedita regularmente en un cofrecito de cuatro libros), francés (en la Suiza francesa son un best seller permanente), alemán, portugués, polaco y ruso.

En inglés, curiosamente, su traducción fue tardía: recién aparecieron en 2014 con el sello de una editorial con base en Calcuta, y sedes en Londres y Nueva York. Justamente, la aparición en inglés, que fue comentada por la New York Review of Books, que reprodujo además un diálogo completo, produjo que llegara a la China, país que desde entonces se propuso traducirlos. Y lo ha hecho bien, es decir, en una versión directa del español al chino, y no a través de la versión inglesa. Borges mismo me había dicho, en una de las conversaciones poco antes de morir, que uno de sus sueños era conocer China y la India”.

Si bien Borges ha escrito y disertado sobre varios de los tópicos que trata con Ferrari, en estos diálogos también aborda temas que nunca en su vida había hablado en público. “La consigna que teníamos”, recuerda el autor a este diario “era que yo no le hablara de antemano sobre cuál sería el tema de ese día. Sólo al encender el grabador lo sabía, de forma tal que todo fuera espontáneo. Él se abrió conmigo, se mostró tal cual era, hizo confidencias muy valiosas. Recuerdo ahora que en única oportunidad me pidió hablar de un tema específico, ya que siempre era yo quien se lo proponía. Esa vez me dijo, ‘Ferrari, hablemos un momento de una hazaña del hombre que hoy está casi olvidada, y fue una de las cosas más grandes que hizo el hombre, la llegada a la Luna”.

Ferrari prefiere evitar, a esta altura, referirse al problema judicial que le dio una involuntaria notoriedad durante años. Pocos meses después de la muerte de Borges (la edición original de los Diálogos se inició con él en vida, y concluyó después de su fallecimiento), María Kodama le hizo un juicio en el cual quería declarar nula la cesión de derechos que su esposo le había hecho en vida a Ferrari. El caso duró una década, y terminó en la Corte Suprema, que falló en favor de Ferrari.

Los tigres, los laberintos y las armas; la identidad de los argentinos; la literatura, el amor; el grupo Florida, el grupo Boedo y la revista Sur; la mitologías y el budismo; el humor; Estados Unidos, Quevedo, Macedonio Fernández, Victoria Ocampo y Edgar Allan Poe; la causalidad; el desierto; la luna y la política son algunos de los asuntos con los que Borges dialogó con su entrevistador: “Como todos mis libros, acaso como todos los libros, éste se escribió solo. Ferrari y yo procuramos que nuestras palabras fluyeran, a través de nosotros o quizá a pesar de nosotros”.

Fuente: Ámbito Financiero.