La Universidad – que en mi concepción debe ser: Universidad Pública. Es un “Lugar”, en términos de Marc Augé. No es un Territorio de anonimato. Es, para quienes la habitan, el Territorio de tránsito permanente en la multiplicidad de direcciones, del: Deseo, de la Duda, de la Emoción, de la construcción de la Otroriedad, con la amistad, con el reconocimiento, con la discusión del modo de enfrentar cada uno la construcción de su Mundo. Es el Territorio del Implacable preguntar y de la cotidiana indagación. Entonces: donde significamos la Palabra, que nos hace humanos.

El Sujeto que entra a estudiar en la Universidad, entra en la búsqueda de la Verdad. (esta debe ser la orientación de los Docentes), ya que como “Ser-en-el-mundo, somos Desocultadores, somos Sujetos del descubrir. Vamos buscando serlo, por lo tanto, buscamos encontrarnos con nuestro Ser. El concepto griego de la verdad es el desocultar.

Y en el cotidiano caminar por este Territorio, también hablo del sentido de Aletheia, de esa especie de cascada de velos deslizándose para que las cosas se manifiesten, se hagan patentes, se revelen. (concepto original) Aletheia = “revelación”, lo opuesto es “oculto”.

La Universidad Pública es “la universalidad de las ideas”, esa es su esencia.

Entonces: los Sujetos que la habitamos, en el habitarla cotidianamente y con un fuerte sentido de pertenencia, producimos nuestra Subjetividad, y somos constructores de Sentidos. Aprendemos: que debemos ser productores de nuestra Subjetividad y que somos quienes construimos el Sentido de nuestra vigilia…….y, aun de nuestros sueños.

Esto: sucede fundamentalmente, en el “Lugar”, que es la Universidad Pública.

Ahí, adentro hay una exposición permanente de nuestra humanidad. Aun, con las “especialidades” que la conforman como Academia.

Adscribo a lo que dice Paul Feyerabend: “No hay ciencias, hay humanidades”

Y, yo digo: No hay ciencias, hay un territorio de complejidades de ideas, de necesidades frente a des-velaciones, de conceptualizaciones, de miradas distintas del Mundo.

Me gusta hablar, de: Dominios del Conocer o de Territorios del Conocer (y ahí he vivido casi cuarenta años y sigo viviendo tanto suceder)

Edgar Morin, dice: “Se trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de tratar de dialogar con lo real”

La Universidad Pública, es el lugar, el gnoseolugar. Esa esencialidad de lo público, en el que mujeres y hombres (en su mayoría jóvenes y adolescentes) puedan transformarse-transformándose como Sujetos. Hacerse-haciéndose Sujetos, en la misma concepción dinámica y dialéctica del conocimiento.

La Universidad es el territorio pleno para el desarrollo de los individuos, porque esto solo es posible en lo público, y la Universidad es la esencialidad de lo público.

La Universidad debe ser el territorio pleno para el desarrollo de los Sujetos: Cognoscente, Deseante y Productivo, que se intersectan para conceptualizar

el Sujeto Social, y que este, conforme una trama de Sociabilidad, para un nuevo Sistema de Convivencia.

La Universidad es el ámbito de profunda provocación en el modo de enfrentar la Existencia, de profunda restructuración de la cabeza del joven, de fuerte producción de la Subjetividad, de inmanente búsqueda de la Verdad, de entusiasmo frente a la duda como componente de la cotidianeidad, de esa cotidianeidad como ámbito de racionalidad y emocionalidad.

La Universidad Pública, es la Universidad de las Ideas, como fundamento.

La Universidad debe ser el territorio pleno para el desarrollo de los individuos, porque esto solo es posible en lo público, y la Universidad es la esencialidad de lo público.

La Universidad es la esencialidad de lo público.

La Universidad Pública, es el Territorio de la Racionalidad y de la Construcción de sentidos.

Por lo tanto: obviamente, para un “gobierno” de ultra-derecha, además esquizofrénico-perverso, esta Universidad Pública es amenazante, temeraria, es un Mundo fuera de los dogmas donde se contienen sus “verdades”.

…….Entonces: es prioritaria su destrucción y la más idiota adjetivación de sus habitantes…….

Ahora, estamos inmersos, en una confusa situación social. Tiene una estructura dictatorial, que, en los lugares principales de la administración, no están los milicos, sino, hijos y parientes, y admiradores de los criminales de lesa humanidad.

Presididos por un esquizofrénico, místico, que en sus discursos expone su trato con el “más allá”. Reforzada su Voluntad por un perro muerto, con el que habla. Y las apariciones de un cristo, que se le apareció y le dijo que sería “presidente”. Su visita al guía espiritual muerto, que va y viene del más allá, pero desde los Estados Unidos, y que le cumple sus solicitudes……. Y tiene, aún, un colectivo de “creyentes”-fascinados, como adherentes.

Estamos habitando un “contexto de Irracionalidad”. Que se agrava en la desestructuración que nos provoca, en lo público y en lo privado: por inédito.

Durante la terrible dictadura del 76 al 83, (que la Universidad y los Universitarios, éramos los enemigos de su “dios-patria y hogar”) hemos vivido, un “contexto de irracionalidad”, terrible, horroroso, en el que se nos podía ir la Vida, en cualquier hora del día o de la noche. Sin que haya sido un alivio, reconocíamos el carácter de las dictaduras militares, y las comparábamos, unas a otras, por la gravedad de su dogmatismo, resentimiento e ignorancia. Además, no sería inteligente, desconocer que, a estos, les es inherente la negación de la Razón.

Ahora, en este contexto de irracionalidad que habitamos, de civiles con rostros camuflados de “normalidad”. De hombres y mujeres con aspectos afiliados a la democracia. La irracionalidad que lo conforma, que lo define y que lo expone, en los gestos y los discursos ausentes de la construcción de Sentido, el daño, nos atraviesa la carne, sin hacerla sangrar, y nos enfrenta, primero: en un “lugar”, que yo denomino “Significante”, que es el nacimiento del Pensamiento, y el nacimiento de la Palabra. Nos impacta en la construcción de Sentido. Nos perturba la producción de la Subjetividad.

 Miguel Montoya Jamed