Marcelo, el bajista callejero que vino de Buenos Aires a ‘descocerla’ en la Peatonal
Estudio música en Brasil, se hizo artista de calle en las estaciones de subtes de Buenos Aires, y se enamoró en San Juan. Con una reciente familia formada, desea radicarse en la provincia.
Marcelo lleva el amor por la música muy adentro suyo. Eligió como compañero de vida al bajo, y desde las 4 cuerdas de su Fender Jazz Precision hace sonar armonías y melodías de conocidísimas canciones en la peatonal sanjuanina, haciéndole honor al título de músico callejero que le dio su experiencia de años en las estaciones de subte de Buenos Aires, cuando se curtía tocando para ganarse la vida, tal cual lo hace durante las semanas en San Juan.
El pasado viernes pasó por Tarde Trece, y contó parte de su historia vinculada a la música, al arte de tocar en la calle. Rodríguez de apellido, de origen porteño, es un bajista callejero que se gana la vida tocando todas las mañanas de lunes a sábados. Lo hace para junto a su pareja Josla Mileva, mantener a su pequeño hijo Jaco, quien fue bautizado así en honor al reconocidísimo bajsita de jazz rock, que es considerado como uno de los mejores de la historia.
El amante de las cuatro cuerdas conoció a su pareja y madre de su hijo a través de Facebook. En medio de la pandemia, cuando él subía videos a esta popular red social tocando distintas piezas musicales, ella se fue enamorando, y de ahí surgió el contacto. Luego, por una situación económica complicada, Marcelo se quedó sin lugar para vivir, y Eduardo Bustos,un amigo que tiene en la provincia le ofreció quedarse en su casa.
Marcelo ya había estado en San Juan, así que su belleza no le parecía ajena cuando llegó en la mitad de la pandemia con serias intenciones de establecerse haciendo lo que más ama hacer: música. Allá por el 2001 tocó en el Auditorio Juan Victoria junto a su amigo Eduardo, que también es músico.
Antes de desembarcar en la provincia, de tocar todas las mañanas en Ignacio de la Roza y Tucumán o General Acha, estudió música en Brasil. Ya con el título de músico bajo el brazo, le hizo frente al hambre y se sostuvo recibiéndose de músico callejero, tocando en las estaciones de subtes de Buenos Aires.
'Toco las armonías y melodías de la música que me voy aprendiendo el repertorio y les hago pocos arreglos. Trato de respetar armónicamente la estructura del tema', expresó el músico callejero venido de Buenos Aires.
El bajista callejero utiliza de gorra un zapato de payaso. Este distintivo entre otros artistas que se presentan en la provincia, y puntualmente en la Peatonal, lo usa porque allá por el 2007, cuando comenzó a tocar en la calle en ‘la ciudad de la furia’, quería vestirse de payaso y tocar con una especie de personaje. Finalmente, ese alter ego no lo hizo realidad, pero sí, se quedó con la bota, la cual luce cada día a su lado junto a su amplificador de 15’’.
Marcelo, además de tocar en las estaciones de subtes de Buenos Aires, lo hizo desde 2009 a 2021 en ‘Porota’, una banda que él jun to a otros amigos conformaron. Además, tocó para el conocido músico y humorista Zambayonny.
'Es increíble la gente que se para y te escucha, como así también los que pasan un ratito y agradecen la música que estoy haciendo, diciéndome que le agregué ese momento y me colaboran. Yo valoro que alguien se quede a escuchar porque le dedicaron y se dedicaron a ellos 1 o 2 miutos de su actividad diaria a escuchar lo que hago', precisó Marcelo.
En la actualidad, con su pareja decidieron conformar un dúo. Él como siempre encargado de las cuatro cuerdas con su inseparable Feder Jazz Precisión, mientras que ella, que también estudió música, canta, toca la guitarra, mete algunas percusiones y está aprendiendo a tocar el teclado.
Marcelo contó que en una oportunidad en la que tocaba en Buenos Aires, un hombre le gritó que se tocara un tango, luego otro se sumó al pedido y así fue que comenzó a aprender a tocar tangos con su bajo. La tarea inicial no fue sencilla, puesto que debió armar las armonías hasta que los temas empezaron a sonar bien.
En la peatonal sanjuanina, además de los tangos que tanta satisfacción le da tocar, toca clásicos del rock que las transeúntes le piden, toca folklore (se está enamorando de la tonada) y bossas. Él, amante de la música de Pastorius, es también amante del jazz rock.
Es así que todas las mañanas toca a pedido de los que pasan por Ignacio de la Roza y Tucumán. Ya sea tocando en la calle o junto a su pareja en eventos, el amante de las cuatro cuerdas, el bajista callejero está pensando seriamente en establecerse en la provincia, ya que es en San Juan donde se encontró con el amor.
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