Hoy Estados Unidos – Nueva Orleans
Ya cruzamos los estados de Alabama y Mississippi. Entramos en Lousiana. Unos 1.500 km por la autopista que corre a lo largo del Golfo de México y empalma la autopista 90. Después de ver campos y haciendas, la vista cambia. Aparecen las playas. Amplias, limpias, con arenas blancas pero casi desérticas porque el clima está algo fresco.
Así fue nuestra llegada a Nueva Orleans o NOLA como le dicen cariñosamente, en marzo del 2014, después de dejar Florida. Acá nos quedaríamos algunos días, para luego seguir viaje más al norte.
Siempre quisimos visitar la ciudad en época de carnaval o Mardi Grass pero nunca lo pudimos concretar, pero en ésta oportunidad llegamos justo para el Día de San Patricio. Son días en que todo se vuelve verde y la ciudad se llena de eventos y festejos.
Pero vamos por parte.
Que ves del otro lado de la autopista antes de llegar a la ciudad? Terrenos vacíos con enormes carteles de venta que quizás nunca tendrán dueño y casas elevadas 3 mts sobre pilotes para prevenirse de futuras inundaciones, algunas de esas casas son señoriales, pero la vista privilegiada al Golfo de México, tiene un costo elevado.
La ciudad de Nueva Orleans está ahí nomás y te das cuenta que la fauna humana cambia. Pasamos de las playas de la Florida, llenas de turistas, dispuestos a consumir y gastar, a la música country que escuchamos cada vez que nos deteníamos a cargar combustible o comer en Alabama, hasta llegar a éste estado donde predomina la raza negra, con su mezcla de culturas europeas, caribeñas y africanas, con su etnia y dialecto cajun, con su raza creole y sus costumbres iniciadas a principio del siglo XVII.
De momentos, uno tiene la sensación de estar en otro país, donde las personas, a pesar de sus sufrimientos, como el Huracán Katrina no perdió la sonrisa.
Sabemos que la ciudad fue fundada por los franceses en 1718 y la llamaron La Nouvelle-Orléans, asentándose en la planicie del delta del Misisipi, para crear una ruta comercial con nativos americanos. Después de un acuerdo de partes, pasó a manos española en 1763. Luego volvería a Francia hasta la compra de Luisiana por parte de Estados Unidos. El estado fue un importante centro de comercio de esclavos africanos y lugar de residencia de personas libres, más grande, próspero y educado del país. Fue una combinación rara: puerto español, aire francés, cultura caribeña, criolla, cosmopolita, negra, todo en enclavado en el corazón de la mayor economía segregacionista y de los estados sureños del algodón.
En 1812 y ya como territorio estadounidense, los británicos intentan tomar la ciudad, pero fueron repelidos por tropas de Andrew Jackson, a quien se considera un héroe.
La mayor parte de la ciudad se encuentra bajo el nivel del mar y está rodeada por el río Mississippi y el Lago Pontchartrain, de manera que para no sufrir inundaciones, la ciudad se protegió con diques de contención, pero en los alrededores los suelos pantanosos están sujetos a frecuentes problemas. Recién en 1910 se puso en marcha un plan para secar la ciudad. Se diseñaron bombas aspirantes que aún hoy son usadas cuando hay fuertes lluvias, drenando el agua al río y dándole a la ciudad la posibilidad de expandir su superficie.
El recuerdo de Katrina
La mayoría de los huracanes que se forman en el Atlántico, llegan al Caribe e ingresan a Estados Unidos por Florida. Este estado tiene el primer lugar en impactos de huracanes desde 1850 y luego siguen Texas y Louisiana.
No hablaremos de meteorología pero el huracán se forma en aguas cálidas del océano, elevando el aire caliente como remolino, el cual comienza a girar. Bajo el ojo del huracán se acumula agua que puede ser liberada al tocar tierra. Estas oleadas de agua pueden causar más daños por inundaciones que por la fuerza de los vientos y cuando un huracán toca tierra se dan las condiciones ideales para la formación de tornados: el ciclón se hace lento, sus vientos bajos se debilitan pero los altos siguen manteniéndose agresivos y esa inestabilidad junto con las diferentes temperaturas del aire, generan tornados que se desprenden del huracán y golpean áreas antes de extinguirse. Algunos huracanes son chicos, otros grandes y a veces se unen a otro formando un huracán gigante.
Uno de los más destructivos fue el Huracán Irma de 2017, que atravesó el Caribe, llegó a categoría 5 con vientos de 300 km/h, tuvo el tamaño de Francia, dejó un saldo de 60 muertos y costos por daños de más de 100 mil millones de dólares.
Pero el Huracán Katrina, fue el más mortífero de los últimos años en Estados Unidos. Se produjo en el año 2005, donde 2.000 personas fallecieron por la fuerza del huracán o por las inundaciones que produjo. Aún se recuerdan tremendas imágenes de cadáveres tirados o flotando en zonas inundadas, donde el avanzado estado de descomposición de los cuerpos dificultó la identificación de los fallecidos. La cifra de daños materiales se estimó en 150.000 millones de dólares.
El Katrina se formó en Las Bahamas, cruzó el sur de Florida y se fortaleció en el Golfo de México, devastando las costas desde Florida a Texas. Debido a su intensidad el mayor número de muertes se registró en Nueva Orleans, que quedó inundada al fallar el sistema de diques, colapsando muchos de ellos. El 80 % de la ciudad quedó bajo las aguas, debido a que la ciudad está dos metros debajo del nivel del Lago Pontchartrain, manteniéndose así por semanas. Muchos de los daños materiales se produjeron fuera de las áreas costeras, cuando la inundación arrastró barcos contra edificios alejados de las costas. La falla de los diques se consideró el mayor desastre de ingeniería civil y por eso se demandó al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos que diseñó y construyó este sistema de diques en 1965.
El huracán sometió a la ciudad de Nueva Orleans a vientos huracanados durante horas y la marejada provocó brechas en el sistema de diques de la ciudad. Casi todos quedaron agrietados tras el paso del huracán y las vías de acceso de la ciudad sufrieron daños al igual que muchos edificios. El alcalde de la ciudad, abrió el estadio Superdomo para refugiar a 20.000 personas, que no pudieron abandonar la ciudad a tiempo o no tenían donde refugiarse, pero además de su techo dañado y la aparición de goteras, se interrumpió la electricidad, por lo que el estadio quedó sin aire acondicionado. Varios damnificados alojados en el estadio incendiaron neumáticos en reclamo de ayuda en medio de incidentes entre ellos. A muchos se lo evacuó en un convoy de 300 buses para ser trasladados a Texas, pero la tarea se interrumpió debido al caos en el estadio.
El alcalde hizo un desesperado pedido de ayuda al gobierno de George W. Bush porque la situación se volvía insostenible, la comida escaseaba y las condiciones sanitarias eran malas. La ciudad se volvió caótica produciéndose saqueos que reprimían la policía y el ejército, por lo que sólo la Guardia Nacional se dedicó a las tareas de socorro y búsqueda de víctimas, mientras las demás fuerzas contenían saqueadores que atacaban tiendas anegadas para llevarse comida, ropas o electrónicos y se acercaban a zonas de hoteles y hospitales. A veces, cuando llegaban helicópteros de rescate, venían cientos personas, algunas portando armas, exigiendo ser rescatados.
Otra imagen que todavía se recuerda es al presidente George W. Bush, sobrevolando el área y mirando por la ventana del avión. Se lo acusó de no saber lidiar con la catástrofe, porque estaba de vacaciones y se permitió aislarse de la situación del país. Recién al regresar de ellas sobrevoló el área del desastre. La situación se volvió crítica porque el 67% de Nueva Orleans es afroamericano y el 30% es pobre, lo que creó la impresión de que el gobierno era insensible y negligente con las minorías y los menos afortunados.
Los funcionarios de la Casa Blanca permitieron que los fotógrafos de noticias tomaran fotos de un Bush de rostro sombrío mirando por una ventana del Air Force One, pero la táctica de relaciones públicas fracasó. Muchos estadounidenses vieron la foto, que fue difundida como evidencia que Bush estaba lejos de la miseria de abajo y lo hacía parecer distante e indiferente. Las críticas se centraron en la tardía reacción a la inundación de Nueva Orleans. La crisis política fue tan grande que se la llamó: Katrinagate.
Bush diría tiempo después que "nadie podría haber predicho el desastre", pero se filtró un vídeo que mostraba que el presidente había sido advertido que los diques de Nueva Orleans podrían colapsar por la fuerza del huracán. Nunca recuperó su imagen después de Katrina porque fue tildado de racista, por no ayudar a la gente.
Pero también se puso el foco en aquellos países que no contribuyen a disminuir sus emisiones de gases a la atmósfera para disminuir el calentamiento global y las tragedias causadas por desastres naturales.
Un paseo por la ciudad
Después de la fundación en 1718 por Jean-Baptiste Le Moyne de Bienville, la ciudad creció alrededor de la Antigua Plaza y hoy ese es el barrio más antiguo y emblemático de Nueva Orleans. Se lo denominó Barrio Francés, por el estilo de su construcción. Pero hay algo que impresiona a la vista y es su estilo arquitectónico colonial e inconfundible: con casas de doble planta con largos balcones repletos de plantas y patios escondidos. Muchas casas se construyeron a finales del siglo XVIII, durante el período de dominio español de la ciudad, o la primera mitad del siglo XIX.
El barrio limita con el río Mississippi, Rampart St, Canal St y Esplanade Av. y está lleno de hoteles, bares, y discotecas y en todos ellos siempre hay música en vivo. Qué tipo de música? Jazz, por supuesto. Nueva Orleans es la capital mundial del jazz y la ciudad donde nació el gran Louis Armstrong.
Caminar esta parte de la ciudad de verdad te transporta a otro tiempo y en cada esquina ves artistas callejeros que no sólo presentan música sino todo tipo de shows. En nuestro paseo nos cruzamos con bandas tocando jazz, o bailando tap irlandés, mimos, estatuas vivientes, jóvenes disfrazados de Transformers y sobre Jackson Square, la plaza principal de la ciudad, un muchacho alemán de ascendencia italiana llamado Davide Martello, conocido como Klavierkunst tocaba su piano de media cola que lleva enganchado a su bicicleta y recorre el mundo. Después de escuchar su música y comprar CDs, hablamos con él y nos contó que tiene como objetivo viajar por el mundo con su piano e inspirar a las personas. En ese momento estaba allí, pero era su deseo recorrer Estados Unidos, Japón, Medio Oriente y Europa. Lo invitamos a visitar Argentina y nos dijo que estaba lejos, pero era un país que quería conocer.
Te dejo su música para que lo conozcas y puedas seguirlo en redes sociales.
Nueva Orleans no es una ciudad fácil.
No porque tenga problemas de inseguridad, sino porque tiene tanto para ver que no sabes por dónde empezar. Hay que verlo todo y no alcanza el tiempo. Como dijimos, en Jackson Square, que era llamada Plaza de Armas, es el lugar donde se concentran pintores y compositores, mezclados con tarotistas, leedores de futuro y maestros del vudú. Está flaqueada por algunos edificios como el Cabildo y el Presbiterio. Cerca está la Catedral de San Luis, la segunda más antigua en territorio estadounidense después de San Agustín. Es una de las pocas iglesias católicas en Estados Unidos que, siguiendo la tradición española, está ubicada en una plaza pública, junto a edificios principales. Se dice que la catedral está embrujada por el padre Antonio de Sedella. Fue sacerdote en la catedral y su cuerpo está enterrado allí. Feligreses afirman que aparece durante la misa de medianoche de Navidad, cerca del lado altar, sosteniendo una vela. La catedral recibió la visita de Pablo VI en 1964 y de Juan Pablo II en 1987. Hoy puede verse una enorme placa que recuerda esa visita.
En el medio de la plaza hay una estatua de Andrew Jackson, cuya victoria ante los ingleses le sirvió de plataforma para su camino a la presidencia.
Un poco más allá hay un monumento de Juana de Arco, montada a caballo y llevando una bandera a la ciudad de Orleans. Este fue un regalo de Francia y la estatua marca el punto de finalización del desfile anual Juana de Arco, cuando las multitudes recorren el Barrio Francés la Noche de Reyes con el fin de conmemorar el cumpleaños de la Dama de Orleans.
También hay una estatua con las imágenes de Antoine Domino, Al Hirt y Pete Fountain en Bourbon Street y por supuesto del famoso músico de jazz Louis Armstrong. Todos sirven de inspiración a cientos de músicos que sueñan con tocar en el Preservation Hall, un club de jazz venerado y legendario ubicado en un viejo edificio con bancos incomodos y altos donde se puede tomar tragos y disfrutar de una banda de jazz. Aquí nació el jazz y luego nacería el Rhythm and Blues. Esa noche fuimos a disfrutar de un show de jazz.
Si estás en la ciudad a fines de abril, te recomiendo disfrutar del New Orleans Jazz & Heritage Festival que nació hace 50 años cuando Mahalia Jackson y Duke Ellington comenzaron a cantar de forma espontánea, mientras la Eureka Brass Band caminaba por el Louisiana Heritage Festival. El festival comenzó a crecer y hoy convoca durante 8 días a más de 500.000 personas. Al principio eran grandes del jazz como Miles Davis, Herbie Hancock, Chick Corea, Duke Ellington, Thelonious Monk, Ella Fitzgerald, Nina Simone, Dizzy Gillespie y Louis Armstrong. Luego llegarían otros artistas que querían ser parte del festival como: The Rolling Stones, Chris Stapleton, Katy Perry, Santana, Dave Matthews, Eric Clapton, Sting, The Who, Foo Fighters, Stevie Nicks, Lionel Richie, Erykah Badu, The Beach Boys, Elton John, Lady Gaga, Tony Bennett, Pitbull, No Doubt, John Legend, Ed Sheeran, Chicago, Steve Winwood, Jerry Lee Lewis, Lenny Kravitz, Elvis Costello, The Lumineers, Norah Jones, Buddy Guy, Aaron Neville y muchos más.
Pero también te recomiendo que tomes un descanso en el famoso Café du Monde solo para ver la fauna humana pasar. Dicen que es la cafetería más famosa del mundo. Fue creada en 1862, funciona las 24 horas y siempre está lleno de gente que viene a disfrutar de la calidad de una buena taza de café y los beignets, que son unos buñuelos bañados en azúcar que se desparrama por todos lados, pisos, mesas, sillas, dejando un brillo algo pegajoso. El otros problema es que debes armarte de paciencia para encontrar un lugar entre la vorágine de gente que espera su turno por una mesa.
Un poco más allá está el French Market, abierto desde 1791, con cinco bloques llenos de tiendas, restaurantes y puestos callejeros, centros de artesanía y puestos musicales. A pesar de sus varias reconstrucciones, aún mantiene su espíritu central de comercio, comunidad y cultura del mercado, irresistible para los visitantes.
Una de nuestras visitas fue al Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial, dedicado a mostrar todo sobre el Desembarco de Normandía llamado el Día D, donde unos 7.000 barcos, 10.000 vehículos y 160.000 soldados de Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia y países aliados, cruzaron el Canal de la Mancha y atacaron en firma simultáneaal ejército alemán en cinco playas de Normandía haciendo retroceder a los alemanes y de ésta manera se comenzaron a recuperar territorios invadidos de Europa.
Allí verás grandes exposiciones interactivas, con fotos e imágenes de cómo comenzó la era nuclear y sus pruebas en desiertos y atolones, además de armas, equipos, todo lo relacionado a comunicaciones de la época y una enorme maqueta que muestra en detalle el desplazamiento de las tropas que participaron de la batalla y que estrategia se usó para alcanzar las costas de Normandía. El museo realiza un análisis de la guerra más importante de la historia, obviamente centrado en la visión estadounidense. Además se muestran tanques, lanza torpedos y aviones. Para los apasionados de la historia, este es un lugar para disfrutar.
O tal vez podés tomar un crucero por el legendario río Mississippi en buques a vapor con gigantescas ruedas de aspas, con muchas más comodidades que los originales, mientras una orquesta de jazz ameniza el viaje.
El tranvía de St. Charles Avenue
Algo que podés disfrutar es el tranvía de Nueva Orleans que recorre el Garden District que es una zona residencial de la ciudad donde el ambiente se torna arbolado y las casas se convierten en mansiones históricas, con exuberantes y coloridos jardines y hermosas fachadas que evocan aquellas que se vieron en películas filmadas en el sur.
Pero volviendo al tranvía, te cuento que se inauguró en 1835 y fue la segunda línea de tranvía tirada por caballos de Estados Unidos. Miles de pasajeros lo usas a diario, a pesar de ser un servicio lento pero bonito.
El tranvía llega hasta el Cementerio de San Luis, uno de los cementerios de la ciudad, con tumbas del 1800 y donde está la tumba de la sacerdotisa vudú afro estadounidense.
Marie Catherine Laveau que atrae a cientos de personas cada año. Ella practicaba el vudú y logró atraer a muchas mujeres blancas y ricas de Nueva Orleáns e influir en ellas, creciendo su poder y su fama. Se dice que el actor Nicolas Cage tiene allí reservada una tumba piramidal preparada para él.
También está el Cementerio Lafayette 1 con mausoleos rodeados por un muro y donde se mezcla historia, tragedia y encanto sureño. Allí yacen artistas, escritores y famosos.
La ciudad mantiene su misterio de vudús, sacerdotisas y zombis ya que las raíces del vudú de Luisiana se encuentran en el Vodun, una religión africana de Benín, Ghana y Nigeria y los esclavos que fueron traídos al sur llevaron consigo estas tradiciones, que a su vez se fusionaron con el catolicismo local y se convirtieron en el misterioso sistema de creencias espirituales que todavía se practica en Nueva Orleans. Acá no se trata de usar pequeños muñecos con agujas para infringir dolor. El vudú de Lousiana no tiene nada que ver con lo oculto o paranormal, en realidad se lo toma como algo saludable que conecta a las personas con la naturaleza y los espíritus que influyen en la vida diaria a través de la oración, los rituales, las lecturas, el canto y la danza. Las personas buscan así curar sus dolencias y en general, mejorar sus vidas.
Pero por supuesto, al ser tierra de esclavos, de tortura y asesinatos, se la considera una de las ciudades más embrujadas de Estados Unidos, sumado a sus cementerios, su vudú y su vínculo con lo oculto, desarrollo una reputación sin igual. Pero aun así las historias de fantasmas son infinitas, como el niño fantasma del Hotel Monteleone, las almas que inquietan el lujoso restaurante Muriel´s con sesiones espiritistas, la sangrienta masacre sin resolver en la mansión Gardette-LePrete del Barrio Francés, la tortura de esclavos y los asesinatos cometidos por Delphine La Laurie en su propiedad de Royal Street. Todo un tour que podes tomar para enterarte de las escabrosos historias de la ciudad.
Pero si te interesa saber más sobre la historia de la esclavitud en Nueva Orleans, podes recorrer sus plantaciones de algodón y los sitios donde vivían los esclavos. Acá llegaban miles de esclavos que eran subastados en eventos y de acuerdo a su sexo o contextura física era usados para distintas tareas en las haciendas. Una de esos famosos lugares es la Plantación Whitney donde podes escuchar de primera mano lo que se vivió en esos tiempos. Las mansiones familiares te recuerdan a películas como Django, Sin Cadenas, Lo que el viento se llevó o El Patriota.
Y ya que estamos con las películas te cuento que algunas de ellas fueron: Un tranvía llamado deseo (1947), La Princesa y el Sapo (2009), American Horror Story (2011), Corazón del Ángel (1987), Entrevista con el Vampiro (1994), En el centro de la tormenta (2009), El curioso caso de Benjamin Button (2008), 12 Años de Esclavitud (2013), El Informe Pelicano (1993), Oblivion (2013), Dead Man Walking (1995), Jurassic World (2015), The Green Book (2018), la remake estadounidense de Elsa & Fred (2014) y más.
La gastronomía de Nueva Orleans
Es importante diferenciar dos estilos de cocina en Nueva Orleans: el Cajun, de tradición francesa rústica con ingredientes locales y el Creole con influencias europeas y donde sobresale el uso de pimientos, tomates y mariscos.
La ciudad tiene muchos chefs y restaurantes muy famosos y la comida es tan variada que puede ser frutos de mar como ostras, cangrejos de agua dulce y camarones; una sopa Gumbo, que es un guisado que puede contener mariscos y carnes ahumadas; Jambalaya a base de pollo, langostinos y pimienta; porotos rojos con cerdo, todas estas comidas se sirven sobre un colchón de arroz blanco, acompañado con pan de maíz o de otro cereal y muchas verduras cocidas. De postre Beignets, pastel de nueces pecan o budín de plátano.
Después de disfrutar de una rica cena esa noche fuimos a celebrar San Patricio, que está considerado uno de los mejores desfiles y a veces los festejos se extienden por 10 dias. Desde los carruajes se lanzan flores y collares a cambio de algún beso en la mano o en la mejilla, así que a veces podes tener suerte y ligar un beso. Es una fiesta verde donde corren río de cerveza y donde los bares y pub se llenan de gente que se juntan a comer y beber hasta altas horas de la noche. Pero además de pequeñas cosas, a veces se arrojan ingredientes del estofado irlandés: cebollas, papas, repollos y zanahorias. Siempre hay que usar algo verde y si no seguis la norma a lo mejor recibís un pellizco.
Bourbon Street es conocida como “La calle que nunca duerme”.
Es la más concurrida del Barrio Francés y sus contrastes son muy marcados: pubs, bares, restaurantes, diversión, turistas, personajes marginales, decadencia, opulencia, oferta erótica. En Bourbon Street, se pasea de día y se vive de noche. Muchos edificios antiguos se transformaron en hoteles con amplios balcones a la calle que se llenan de personas. Nueva Orleans es una de las pocas ciudades de Estados Unidos donde se puede beber alcohol por las calles, especialmente durante Mardi Grass y San Patricio y durante esos días hay desfiles de carruajes y comparsas que celebran ritos tradicionales, carrozas con travestis o jubilados con sus mejores galas que muestran un ambiente festivo. Para los puritanos estadounidenses, es considerada una ciudad Non Sancta y en eso radica el atractivo.
Otra calle que reboza de alegría es Royal Street, que se cierra al tráfico por la tarde entre St. Ann y St. Louis, momento que aprovechan músicos y artistas callejeros para mostrar su arte. Hay de todo, desde adolescentes mendigando a músicos de blues profesionales. Espectáculo garantizado.
En esos desfiles se puede pasar cualquier cosa, desde repartir flores, collares de colores, máscaras, juguetes eróticos, condones, sombreros luminosos. Todos vestidos de verde, con mujeres bailando en balcones mientras tiran besos a los que pasan o posan sin corpiños frente a las cámaras, o los hombres bailan danzas irlandesas vestidos con sus faldas skills, ropa a cuadros y beben cervezas a litros, cual piratas recién bajados de los barcos. Nadie se queda afuera de la diversión ya que Nueva Orleans es símbolo de alegría y es imposible no desbarrancar.
Si nos gustaría volver? Por supuesto.
Solo hay que enfocarse en el lema de la ciudad: "Laissez Les Bon Temps Rouler”, (Deja que el Buen Tiempo Corra). Nada más cerca de la realidad en Nueva Orleans.
Pero hasta acá llegamos hoy. Próximo destino: Memphis, la tierra del Rey, Elvis Presley.
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