Hoy Sicilia – Segunda Parte
Atrás quedó Catania. Ahora seguimos viaje por el lado norte de la isla de Sicilia y vamos a visitar algunos pueblos y ciudades llenos de historias y leyendas. Sigamos viajando por esta maravillosa isla italiana.
Salida de Catania
Ya salimos de Catania en dirección norte y arrancamos la jornada con un desayuno sobre el Mar Jónico en la costa de Taormina, visitando Mesina, para terminar sobre las costas del mar Tirreno en Cefalú, frente a las Islas eólicas, que es un grupito de siete islas volcánicas cuyo vecino más conocido es el Volcán Estrómboli que aún está en actividad. Se dice que los primeros amos de las islas fueron los dioses. Eolo, el dios griego de los vientos, dio su nombre al archipiélago y le regaló a Ulises un enorme cofre lleno de vientos favorables para que pudiera volver a Ítaca. También Hefesto forjó los rayos de Zeus y el tridente de Poseidón, ya que acá tenía su fragua y vivía con sus ayudantes los ciclopes, en el interior del cráter de Vulcano.
Pero vamos por partes, porque Sicilia te permite esto de visitar varias localidades en el mismo día, ya que no hay largas distancias y algunos pueblos son muy pequeños.
Taormina
La antigua Tauromenion aún mantiene su aspecto de burgo medieval, con su antigua alma griega, sus colores y sus perfumes de la estupenda vegetación mediterránea. Y es el lugar ideal para los amantes de la historia y del arte.
Entrando a la ciudad desde la Puerta Messina, se llega al corazón medieval de Taormina con el Palacio Corvaia y la Iglesia de San Pancracio construida sobre los restos de un antiguo templo griego, muy cerca de unas ruinas romanas y por supuesto detenerse a ver la vida pasar mientras tomamos unas cervezas en la Plaza 9 de abril, desde donde se puede disfrutar de un espléndido panorama. Un poco más allá, la Puerta di Mezzo, abierta en la Torre del Reloj nos conduce hasta el barrio medieval de Taormina, donde los edificios exhiben sus elementos decorativos y arquitectónicos romanos y góticos.
Y por supuesto no se puede dejar de dar un paseo a lo largo de Corso Umberto I, la calle principal de la ciudad, ideal para los que quieren ir de compras. Aquí se encuentran numerosas tiendas de artesanía que venden de todo: desde cerámicas hasta joyas pasando por la ropa y los típicos souvenires.
En las afueras de la ciudad está el Teatro Antico de Taormina transformado en sitio de espectáculos, además de tener nueve secciones, estar rodeado por un doble pórtico, tener una capacidad para 5.000 espectadores y más de 100 metros de diámetro, ofrece su espectacular vista de mar azul turquesa de fondo, mientras a la distancia se ve la humeante cima del Etna.
Todavía se mantienen en pie algunas de las columnas que se alzaban en el muro situado tras el escenario y en la actualidad se celebra el Festival de Cine de Taormina junto con diferentes actuaciones artísticas y musicales. Para aquellos que les gusta el cine, en 2016, Taormina sirvió como locación para filmar la película de Disney, Tini: El gran cambio de Violetta, protagonizada por Martina Stoessel.
Algo que nos causó curiosidad, fueron unos jarrones con forma de cabezas humanas, una de mujer y otra de un varón, pero los dos son moros y quisimos conocer el porqué de esa forma tan curioso, porque seguro había una historia ahí.
Como un souvenir siciliano se ha convertido en objeto de deseo? Los jarrones, macetas e incluso tasas Testa di Moro son el emblema de la cultura y el arte siciliano, son típicos de los balcones y son el adorno de moda. Esmaltados y en colores, con formas antiguas o modernas, pero de cualquier forma su origen es oscuro y dramático. Una historia de amor hecha de pasión, traiciones, celos y venganza.
Así que le preguntamos a una chica que atendía un negocio si conocía esa historia y la respuesta de ella fue algo difusa, porque nos dijo que no conocía la historia, pero después preguntó si hablábamos italiano y al decirle que no, dijo que sería muy difícil explicar una historia si no era en italiano.
Pero no te preocupes que esa historia te la cuento ahora:
La leyenda se remonta al año 1100, cuando Sicilia estaba bajo dominio musulmán. Un día, un moro que paseaba por Palermo vio a una bella joven cuidando las plantas de su balcón y cayó rendido ante su belleza y ella le correspondió. Pero más tarde descubrió que él tenía que volver a su patria, donde lo esperaban su mujer y sus hijos. Desesperada y loca de furia, esa noche, en cuanto su amante se durmió, ella lo asesinó y le cortó la cabeza. Con la Testa di Moro hizo un jarrón y plantó albahaca que colocó en su balcón. La planta, regada cada día con las lágrimas de la joven creció convirtiéndose en la envidia de los vecinos, que la imitaron haciendo jarrones en forma de cabeza que pronto llenaron los balcones de la ciudad.
No está claro si las vecinas, también les cortaban la cabeza a sus maridos para imitar a la dulce doncella o solo hicieron simples jarrones de cerámica para sus plantas. Como tampoco está claro si la dulce doncella se había quedado sin jarrones para su albahaca y necesitaba más maridos para hacer macetas.
Existe también una segunda versión sobre esa leyenda y dice que una joven blanca acomodada, se enamoró de un moro oscuro y de orígenes humildes. Este amor fue combatido por todos y castigado con la decapitación de ambos amantes. La vergüenza de este amor imposible fue entonces hecha pública por su familia, quien expuso ambas cabezas en el balcón para que todos la vieran. De aquí nació la tradición de comprar Cabezas de Moro por pareja como signo de perdón para los amantes asesinados.
Como la isla no es muy grande, muy cerca de Taormina está Messina, separados por unos 50 km.
Messina se encuentra en el vértice de la isla, casi tocando la ciudad de Calabria a la cual se cruza mediante un ferry que atraviesa el Estrecho de Messina. Durante siglos se pensó en construir un puente que uniera el continente con la isla hasta que en el 2006 se aprobó un proyecto que finalizaría en el 2011, pero luego la idea fue abandonada por ser muy cara, ya que este puente a 65 mts de altura, con 6 carriles de tránsito, vías peatonales y de ferrocarril, no solo se convertiría en el puente elevado más alto y largo del mundo, sino que su presupuesto estimado superaría los 5.000 millones de euros.
La ciudad fue fundada por los griegos en el 736 a. C., con el nombre de Naxos y la leyenda cuenta que unos marinos griegos que pasaban por la costa oriental de Sicilia olvidaron realizar sacrificios en honor a Poseidón. Entonces enojado los hizo naufragar. El único superviviente fue Teocles que pudo volver a Grecia para contar las maravillas de Sicilia, convenciendo a sus compatriotas para instalarse en la isla. Pero estoy seguro que a sus amigos no les dijo lo del sacrificio en honor a Poseidón así les pasaba lo mismo que a él.
La ciudad fue destruida por un terremoto y un tsunami el 28 de diciembre de 1908, muriendo 60.000 personas. La ciudad fue reconstruida en gran parte al año siguiente, según un plan más moderno y racional.
La ciudad también fue dañada por los masivos bombardeos aéreos estadounidenses de 1943 durante la Segunda Guerra Mundial que causó miles de muertos. En junio de 1955 Messina fue sede de la Conferencia Europea Occidental de Ministros de Relaciones Exteriores que dio lugar a la creación de la Comunidad Económica Europea.
Pero si algo no consiguió sepultar el desastre natural de 1908, es el calor que ponen sus habitantes en una de las fiestas por excelencia de la ciudad y de toda Sicilia, la procesión de los Gigantes. Mata y Grifone los padres mitológicos de la ciudad del estrecho. Estas dos colosales estatuas de gigantes, recorren a caballo toda la ciudad exhibiendo su presencia. Mata representa una messinesa y Grifone un árabe conquistador de la ciudad de Messina.
En 1547 la aparición en un barrio de Palermo de restos prehistóricos de elefantes enanos e hipopótamos generó una corriente que defendía la existencia entre los palermitanos de Gigantes que habían habitado y fundado la ciudad. La reacción celosa de los habitantes de Messina, fue la de afirmar que ellos también tuvieron gigantes y por ello ordenaron construir las dos estatuas.
Como te comenté antes, frente a las costas de Sicilia, en una de las islas, se encuentra otro de los grandes volcanes en actividad: Estrómboli. En 1950 se filmó allí la película: Stromboli, tierra de Dios, dirigida por Roberto Rossellini y con Ingrid Bergman como actriz principal. Allí se cuenta la vida de una joven lituana sin hogar, que se casa con un pobre pescador italiano, pero en realidad escapa de la dramática situación que vive, para pasar a otra infelicidad. La película fue un fracaso de taquilla porque salió a la luz el amorío entre el director y la actriz, donde ella incluso queda embarazada. Nadie quería comprar una entrada para ver la obra de dos adúlteros. La iglesia católica y luterana desaprobaría el romance. Incluso un senador denunció a Ingrid en el Senado de EEUU. Pero ella siguió adelante. Una semana después de nacer su hijo Roberto, se divorció y Rossellini haría lo mismo. Al poco tiempo se casarían en México, pero luego de tener otros dos hijos, se terminarán divorciando, ya que según se cuenta, Rossellini estaba cansado de ser el Sr. Bergman y cada uno siguió su rumbo por separado.
Durante el verano llegan a Sicilia muchos turistas a disfrutar de sus playas y sus aguas claras casi sin olas, con temperaturas que rondan los 40°C. Así que es imposible resistirse a sus encantos.
Pero tal vez, uno de los pueblos más bonitos para recorrer es Cefalú y se dice que fue la única colonia griega en esta parte de la isla, aunque su origen sea fenicio y cuando fue abandonada se convirtió en fortaleza. En el 858 d.C, fue ocupada por los árabes que la conservaron hasta el 1063 cuando llegaron los normandos y en el 1131 construyeron su catedral que es el punto alrededor del cual queda todo el centro histórico.
Lo mejor que se puede hacer para visitar la ciudad es dejar el coche y moverse a pie y eso hicimos. Dejamos el coche y salimos a caminar por su larga costanera donde nos paramos a degustar un plato de pastas en uno de sus tantos restaurantes, mientras disfrutábamos de la vista al mar.
Se dice que el rey Roger II de Sicilia, quiso construir la Catedral para cumplir con una promesa hecha durante una terrible tempestad cuando estaba en el mar: así que, por su salvación, prometió construir una iglesia en el primer lugar que encontrara. Siempre según la tradición, el templo se construyó con tierra de Jerusalén y los 33 escalones que desde la plaza llevan a la entrada de la catedral, simbolizan los años de Cristo. Eso puede explicar porque el rey quiso construirla aquí y no en Palermo, la capital del reino, a esta iglesia monumental que llegó a ser al final su mausoleo.
En el puerto viejo se puede disfrutar de las mejores vistas del casco antiguo. Ahí también se halla la Porta de Pescara, una de las cuatro puertas de acceso a la ciudad en el XVII.
La calle principal es Corso Ruggero y no sólo separaba el casco antiguo sino que también marcaba los límites de la ciudad durante la Edad Media. Hoy se alinean iglesias barrocas, palacios de nobles y elegantes tiendas.
Cefalú es una ciudad netamente turística. Allí se desplazan cada año miles de italianos para disfrutar de sus playas y sobre todo, de sus balnearios. Aunque el turismo de sol y playa es su principal reclamo, es también una ciudad cargada de historia.
Caminar por éste pueblo te hace imaginar que estás en Giancaldo, aquel pueblito creado en la imaginación de Giuseppe Tornatore, donde el viejo Alfredo y el pequeño Totó dan vida a la genial película Cinema Paradiso, acompañado por la espectacular banda sonora de Ennio Morricone.
La película de 1988, fue ganadora de un Oscar a la mejor película extranjera, cuenta la historia de una vetusta sala de cine donde cabe todo un pueblo y quedará para siempre en la retina del espectador.
Giancaldo es realmente Palazzo Adriano, un pueblito del interior de Sicilia, de dos mil habitantes, que era el escenario perfecto para la película, salvo un detalle: no está en la costa, pero para remediarlo, se le agregó por obra y magia del cine, la playa de Cefalú.
La película refleja la Sicilia natal de Tornatore, donde muestra su arquitectura antigua, sus construcciones de zona agrícola, sus humildes habitantes y su clima árido, ubicada en una Italia sometida a las consecuencias de la posguerra. En ese conjunto de factores, donde la plaza del pueblo con su particular fuente y sus dos iglesias enfrentadas, es el centro de las pasiones de la película. Durante el rodaje se construyó un decorado del cine que estuvo seis meses montado. El interior fue rodado en una iglesia desconsagrada hasta el final de la película, cuando todo desapareció, los pueblos volvieron a su vida, pero con el recuerdo eterno de haber sido protagonista de una melancólica y bella historia de amor. Esto sumado a pueblos como Bagheria, Lascari, Castelbuono, Palermo y Cefalú, hacen de Cinema Paradiso una de las mejores películas, que si aún no lo viste, debes hacerlo.
Palermo
En nuestro paseo por Sicilia llegamos a Palermo, su capital.
Fundada hacia el 700 aC por los fenicios. Es una de las ciudades más populosas de la isla y la más visitada por el turismo. Con antiguos barrios laberínticos que te recuerdan el tiempo de los árabes como gobernantes de la ciudad, mientras modernos bulevares cercados de palmeras bordean infinidad de tiendas y restaurantes donde hay mucha vida nocturna. Pero tanto en ésta ciudad como en todas las ciudades del sur de Italia hay una cosa que seguro te llamará la atención y son sus coches.
La gran mayoría de ellos tienen sus puertas rayadas o abolladas, incluso a muchos les falta un espejo retrovisor o simplemente lo tienen colgado. Te preguntas por qué? Simple: angostos callejones, balcones llenos de ropa secándose al sol, coches que están estacionados muy pegados a las paredes que apenas dejan pasar otro vehículo y solo podes abrir la puerta de un solo lado y además por la forma de los italianos de manejar y sus scooters cruzándose por doquier, no es raro ver un choque a cada paso. Ahora entendes porqué la mayoría de los coches son pequeños?
Algunos lugares para visitar?
La Catedral, es uno de los monumentos más bonitos de la ciudad. Se encuentra en un sitio que primero fue basílica cristiana y más tarde se convirtió en mezquita. Construida en 1185, gran parte del edificio original se perdió debido a las frecuentes modificaciones a que fue sometida a través de los años. Como resultado, la Catedral es una mezcla de estilos. Incluso en una de sus columnas se puede leer una inscripción en árabe del Corán que data de la época en que fue conquistada por los árabes. En su interior se conservan las reliquias de Santa Rosalía, patrona de la ciudad de Palermo. Aunque en 1984 la Revista Science, afirmaba que los huesos no eran humanos y pertenecían a una cabra, algo que no convenció a los fieles y cada 15 de julio la pasean en procesión por la ciudad.
También está el Teatro Massimo en cuyas escaleras se filmaron las escenas finales de El Padrino III que junto a la Opera de Milán y el Teatro de Viena es uno de los más importantes de Europa.
Otro lugar típico para ir a visitar es el Mercato di Ballaro que en siciliano es sinónimo de confusión, debido a la superposición de voces y gritos de los vendedores que siempre caracterizaron al sitio. Acá se ofrece una gran variedad de productos a los gritos, algo normal de los tanos del sur, entre los cuales podés encontrar productos regionales y típicos del sur italiano. Y como no podía ser menos, al ser ciudad costera, todo tipo de pescado, donde la especialidad son las anchoas saladas y el pez espada.
Aunque no tengas intención de comprar nada, el Mercato es un lugar maravilloso para disfrutar de la vida en Palermo y observar a la gente. El ambiente es inquieto: locales, chefs y turistas que se mueven por ahí, vendedores que gritan sobre sus productos e intentan captar la atención de la gente y la nona que deambula con su carro para comprar en esos puestos que lleva visitando durante décadas. Los puestos tienen el aroma de los productos frescos y el alimento de la calle, el bullicio de la multitud, las frutas y verduras y los distintos artículos exóticos y de colores brillantes que se exhiben en el ahí.
Recorrer el mercado es perderse en un laberinto lleno de puestos de pescado, fruta, verdura y productos regionales, entre muchas otras cosas. Así que eso hicimos, nos perdimos en el mercado y por supuesto nos quedamos a probar las especialidades locales como las fritata (pescados fritos), los arancine (un bollo de arroz relleno con carne) o los panelles (buñuelos de garbanzos), para terminar con unos higos de tuna y unos caquis que fueron un placer.
Por la noche una tagliere de salumi, formaggi y prosciuto (tabla de salames, queso y jamón) regada con una birra local y un cannoli de ricota como postre.
Otro lugar interesante para visitar es la Abadía y Catacumbas de los Capuchinos así que hacia allá fuimos por la mañana. Y algunas siguiendo indicaciones llegamos a una calle angosta, donde un mecánico gordo que fumaba un habano, revisaba un coche y tenía media raya del culo al aire, le dijimos:
- Buongiorno!
El tipo, apenas nos miró y sin esperar nuestra pregunta, se puso el habano al costado de la boca, nos señaló con la llave inglesa en la mano y nos dijo:
- Del semáforo a destra!!!
- Grazie!!
Se notaba que el tipo ya estaba cansado que le preguntaran tantas veces sobre el lugar que no hizo falta decir nada más. Así que seguimos sus instrucciones y fuimos hacia allá.
Las catacumbas están situadas bajo el convento de la Orden de los Capuchinos, donde originariamente fue un cementerio durante el siglo XVI. En él, los frailes excavaron criptas subterráneas y enterraban a sus miembros. Con el paso de los años las familias solicitaron que sus parientes fallecidos también fueran depositados en las mismas.
Los cuerpos se deshidrataban, se lavaban con vinagre, se le quitaba los órganos, se rellenaban con paja y luego les volvían a poner sus ropas. La actividad del embalsamado estaba limitado solamente a las familias adineradas ya que tenía un costo elevado. En períodos de epidemias, los cuerpos eran sumergidos en arsénico o en agua de cal. Uno de los últimos cuerpos en ser enterrados en las catacumbas fue el de una niña llamada Rosalía Lombardo, que contaba tenía sólo 2 años de edad cuando falleció en 1920 de neumonía y cuyo pequeño cuerpo está casi intacto gracias al magnífico proceso de embalsamamiento, siendo el cadáver mejor conservado del lugar.
Así que, si algún día visitas éste lugar que tiene seis cámaras subterráneas y unos 8.000 cuerpos, divididos según sexo, edad o actividad en la que se desarrollaron, no te sorprendas sobre todo si sos algo impresionable, ya que en las catacumbas todos los muertos se disponen de pie, colgando de las paredes o tumbados en sus ataúdes sin tapa. Muchas de éstas personas tienen su nombre en un letrero para facilitar su identificación, ya que además dejaban escrito en su testamento la ropa con la que querían ser enterrados e incluso las veces que deseaban ser cambiadas de vestuario por los familiares que acudían a visitarlas. Algo un poco tétrico pero interesante para ver.
Muy cerca de Palermo, en las alturas de una montaña, está la ciudad de Monreale cuyos orígenes son inciertos, pero se dice que la ciudad tuvo orígenes árabes, pues su posición resultaba estratégica para dominar el valle y controlar el paso que desde el mar conducía hacia el interior de la isla de Sicilia. Sin embargo la ciudad llegó a su máximo esplendor durante la dominación normanda, alrededor del siglo XI, ya que era un lugar de descanso y diversión entre la naturaleza para los reyes cansados de la guerra y el gobierno en la capital.
La Catedral de Monreale es la atracción principal de la ciudad.
Construida en 1174 por Guillermo II, tanto la catedral como el monasterio. Según la leyenda, el rey soñó con la Virgen María, que le indicó el lugar secreto de un gran tesoro, del padre del rey y que él tendría que usar para construir un templo en su honor. El estilo de la Catedral de Monreale es compuesto, ya que une la arquitectura nórdica con elementos del arte árabe. El interior de la Catedral está decorado por mosaicos con fondo de oro (unos 2.200 kilos de este metal precioso repartidos en paredes y techos), que narran historias bíblicas desde la espera de Cristo, pasando por su vida, hasta llegar a su muerte y resurrección. La parte más conocida es el gran mosaico del Cristo Pantocrátor detrás del altar. A menudo, esta fantástica iglesia la llaman “El templo más bonito del mundo”.
Pero hasta acá llegamos hoy, los esperamos la próxima semana para continuar con la última parte de Sicilia. No se lo pierdan.
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