Ahí está, de frente  a un control policial. 
Apagado.
Sin luces. 
Rodeado de sirenas.
Mirando como pasamos sin verlo.
El hermoso edificio del teatro del bicentenario solo tiene un guardia policial que se acerca a nuestro camarografo en el medio de la oscuridad de la pileta y le consulta que estamos ahí de rodillas?
No hay mucho que explicar, ...”vine a realizar un móvil en vivo”... “.. y lo vi tan solo que me vine a retratarlo”... fue la suficiente respuesta para que el policía siga su ronda relajado y con el cuidado  de no entrar en encuadre. A él también le gusta mirarlo sin interferir.
Hace mucho ruido un teatro en silencio. 
El virus se encargó de sacar a la gente artista de sus entrañas y también a la gente publico de su frente y como abuso de su parque. 
El teatro, está expectante, pero no hay un virus que pueda arrebatarle su belleza.
En breve, si nos cuidamos solidariamente, le llevaremos nuestras alegrías a su vida.
Este rincón de San Juan es hermoso, y esta sala de nuestro Teatro del Bicentenario es un orgullo que brilla hasta con las luces apagadas.