Cientos de personas transitan diariamente por la peatonal de San Juan. Muchos sumergidos en sus preocupaciones, dilemas, felicidades y ocupaciones caminan abstraídos de toda realidad, pero en muchas oportunidades unas melodías de violonchelo los hace volver a la realidad, o más bien adentrarse en el trance que propone las canciones que Samuel interpreta a diario.

Ubicado siempre a un costado de calle Tucumán, entre Rivadavia y Laprida (más cerca de esta última), este músico local despliega todo su talento ofrendándolo a los transeúntes que en muchas ocasiones se le acercan con lágrimas en los ojos para hacerle saber que logró conmoverlos. En estas situaciones, siempre hay un disparador: una historia, una anécdota, un hijo, una madre, la banda sonora de una película, algo que una canción, con el simple hecho de sonar toca fibras íntimas en las personas.

De visita en Tarde Trece, Samuel contó que muchas veces se le acercan personas con distintas historias por alguna canción que acababa de terminar de tocar. De esas anécdotas cosecha a gráneles cada día, puesto que el sanjuanino llega de lunes a sábados a la peatonal en horario de mañana para conmover con su violonchelo.

El músico dejó en claro que todavía no se considera un artista. El joven estudiante de la Escuela de Música argumentó que, para llegar a ser un artista, la persona debe tener una línea de pensamiento profunda, que solo la experiencia da.

Sin embrago, a la hora de hablar de experiencia, este sanjuanino la va adquiriendo a pasos agigantados, puesto que además de tocar solo, lo hace con un amigo y con su banda Tremendo Tuco. De esa manera, además de curtirse como músico callejero en las calles sanjuaninas, lo hace en eventos privados para ‘hacer una moneda más’.

Como por las tardes cursa en la Escuela de Música, las mañanas de la semana y el sábado las destina a tocar en la peatonal. Actividad de la que confesó es su cable a tierra. ‘Me trae de nuevo acá. Los elogios a uno a veces lo pueden hacer creerse arriba, pero el tocar en la peatonal te baja’, expresó el capitalino que luego añadió que una de las cosas que más le gusta es la cercanía con su siempre nuevo público. ‘El tocar ahí, sin escenario hace que todos seamos lo mismo, y que sea más fácil conectar’, manifestó.

Este sanjuanino que lleva su música por toda la provincia, y que ante cada convite musical para grabar dice que sí, confesó que, si bien todavía no ha compuesto nada, está trabajando en ese proceso para seguir alimentando en su carrera.

Samuel todavía recuerda que las primeras veces que tocaba en la peatonal lo hacía con los ojos atornillados al suelo. Su timidez retrata su humildad, pero también le fue un obstáculo que supo sortear para convertirse en músico callejero.

‘Todo empezó cuando conocí a un amigo que es venezolano, vivía en Buenos Aires y venía a tocar a San Juan. Cuando lo vi tocar me gustó lo que hacía. El tocaba en la peatonal, y con lo que sacaba por día iba juntando para pagar el hotel, hasta que nos hicimos amigos y lo invité a quedarse en mi casa. Entonces la amistad musical fluyó’, contó uno de los personajes de la peatonal.

Fueron esas interminables sapadas las que forjaron esta amistad, y que luego hicieron que Samuel se decidiera a acompañar a su amigo. Luego de unos cuantos días, logró vencer la timidez y en la actualidad deleita a propios y extraños con un amplio repertorio entre los que suenan canciones del cancionero del rock criollo, el tango, el jazz, boleros, y hasta bandas sonoras.

Como para un músico la sensibilidad es uno de los grandes secretos del todo, Samuel ha sabido cultivar esa sensación y hasta ha tenido oportunidad de ponerla en práctica como cuando le tocaba a su hijo que estaba en el vientre de su compañera. O en la actualidad, cuando le toca a su bebé, Lorenzo, que ya tiene seis meses. ‘La música tiene eso de increíble, porque él va siguiendo con la mirada los sonidos’, aseguró.

El estudiante de la Escuela de Música contó que desde muy chico llegó a su instrumento, casi por casualidad y obligado por sus padres que querían que aprendiera a tocar un instrumento. La idea inaugural era la de que aprendiera a tocar el piano, pero al no haber cupo tuvo que ser el violonchelo. ‘Hoy en día se los agradezco, no se equivocaron’, comentó el sanjuanino.

Fueron las largas sesiones de estudio con su tía las que le ayudaron a enamorarse de su instrumento. Si bien al principio se sentaba casi obligado a ensayar con la mujer que tocaba flauta traversa, luego la pasión fue despertándose en él y supo canalizar esa energía, ese sentir hermoso que le producía tocar el violonchelo.

 Samuel aseguró que el Ministerio de Turismo y Cultura debería dar más apoyo a los músicos callejeros. 'Las autoridades de cultura tienen que acompañar a los artistas callejeros porque la música te aleja de cosas malas, tiene un fin social que puede aprovecharse’, señaló.

Este talentoso músico sanjuanino adelantó que pronto estrenará un video en el que interpreta una canción de David Guetta, la cual subirá a sus redes sociales en el transcurso de noviembre. https://www.instagram.com/samuelcarloscamposmurua/ es la dirección de su perfil de Instagram en donde habrá novedades sobre fecha y hora.

El músico callejero contó que desde hace poco se le despertó una conciencia social e interés político muy fuerte. Investigando, indagando conoció a un experimentado militante que tiene actividades en merenderos y comedores de asentamientos, villas y barrios humildes. Fue así que le pidió que lo llevara para poder tocar para esas personas de las que tanto le hablaba.

La música llevó a Samuel a tantos lugares, como la peatonal, eventos privados y también asentamientos en donde el piso es de tierra y los niños se le acercan con ojos abiertos, ojos curiosos por su instrumento. Él simplemente, como lo hace en la peatonal cada mañana ofrenda su música desplegando su talento a través de su amigo: el violonchelo.