Este 8 de marzo la Iglesia Católica recuerda tanto el día del nacimiento, como el del fallecimiento, de San Juan de Dios, un religioso nacido en Portugal que fundó un hospital para cuidar a los más necesitados. . Es patrono de los enfermos y de los enfermeros.

Antes de ser santo, fue un Soldado que, tras escuchar un sermón de san Juan de Ávila en Granada, deja las armas y dedica su vida a servir a Dios

Juan vuelve a Granada  en otoño de ese mismo año, lleno de entusiasmo y humanitario sentir. Los recursos con los que cuenta son su propio esfuerzo y la generosidad de la gente. En un principio Juan utiliza las casas de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad. Pero pronto tuvo que alquilar una casa, en la calle Lucena, donde monta su primer hospital. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios.

En los siguientes diez años crece su obra y abre otro hospital en la Cuesta de Gomérez. Es, asimismo, un innovador de la asistencia hospitalaria de su época. Sus obras se multiplican y crece el número de sus discípulos -entre los cuales destaca Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Nuestra Señora del Amor de Dios, y se sientan las bases de su obra a través del tiempo. El 8 de marzo de 1550, a los 55 años, moría Juan de Dios en Granada, víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del río, había ido para recoger leña pero se cayó en medio de la corriente y estaba en trance de ahogarse. Lógico final para una vida totalmente entregada a los demás.

Fue beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de septiembre  de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII, el 16 de octubre  de 1690. Fue nombrado santo patrón de los hospitales y de los enfermos.

A su muerte su obra se extendió por toda España, Portugal, Italia y Francia y hoy día está presente en los cinco continentes.

San Juan de Dios fue enterrado en el convento de la Victoria de Granada (Carmen de los Mínimos) en el año 1550. Sus restos permanecieron allí hasta el 28 de noviembre de 1664, cuando los hermanos de su orden los trasladaron a la iglesia del Hospital de San Juan de Dios. En 1757 un nuevo traslado tuvo lugar al ser construida la Basílica que lleva su nombre, en cuyo camarín reposan definitivamente.