Este 7 de febrero se recuerda a San Ricardo Rey, (también conocido como el Ricardo El Sajón) un rey de origen inglés dedicado a la devoción, a la oración y quien generó numerosos milagros en su lecho de muerte.

Fue un noble de Wessex, casado con Santa Wunna, tenida como hermana de San Bonifacio. En 720 Ricardo peregrinó junto a sus hijos a Roma, para venerar las sagradas reliquias de los santos apóstoles y conocer al papa San Gregorio II, pero Ricardo no llegó a la Ciudad Eterna, pues al pasar por Lucca enfermó y falleció. Fue sepultado en la iglesia de San Frediano.

Sus hijos siguieron camino y se convirtieron en los grandes apóstoles que conocemos, lo cual hizo más venerado a su padre allá en Lucca. Numerosos milagros se cuentan ocurrían en su sepulcro, cosa que, como suele suceder, dio pie a recrear una leyenda que le hizo un poderoso rey de toda Inglaterra, muy humilde, orante y penitente.

No tardó en ser venerado como taumaturgo (sanador) y santo.