La cultura futbolística es algo que se respira prácticamente en cualquier rincón de la República Argentina. San Juan no es la excepción al estar repleta de familias como la de Kevin Rodríguez. Tanto su tío como su abuelo se dedicaron a esta disciplina en el plano local. Esto provocó que este pibe rawsino desde que era un niño soñara con dedicar su vida al deporte. Gracias a su inquebrantable constancia y dedicación hoy en día está cada vez más cerca de lograrlo.

La relación del sanjuanino con la redonda comenzó cuando apenas tenía unos 3 años de edad. En ese momento su abuelo se destacaba defendiendo los colores del Club Atlético Sargento Cabral. El pequeño prácticamente vivía dentro de aquella institución. Todos los sábados iba a ver los partidos de la cuarta, la quinta y la primera división.

Sin embargo cuando llegaban los domingos todo era mucho más especial. Ese día de cada semana podía ver a su abuelo siendo protagonista en esos partidos que sólo los que salieron de un potrero pueden comprender. Al vivir de esa manera el nene soñaba con algún día poder jugar en la primera de Cabral, ese era su máximo deseo. En ese momento no tenía idea de lo que la vida tenía destinado para él.

'Nunca rendirse', el lema que llevó a un pibe sanjuanino a romperla en Lanús

Al darse cuenta lo que el fútbol generaba en él, sus papás no dudaron un segundo en anotarlo en un club. Si bien pasó por varios equipos sanjuaninos, como no podía ser de otra manera, donde mostró su mejor rendimiento fue en el verdinegro de Rawson. El chico pudo fichar por el club de sus amores, acercándose más a aquella primera meta que se había propuesto.

"De ese momento recalco el apoyo de mi hermano Cristiano que fue y es mi fiel seguidor, mi mejor amigo, con el que yo empecé. Él se ponía en el arco y yo le pateaba. Así creo que fui mejorando poco a poco porque todos los días yo aprendía algo nuevo de él. Sobre todo aprendí el compañerismo. Él es el único amigo que nunca me abandonó", recordó.

Una vez dentro de la institución se cruzó con jugadores como "Juampi" Rodríguez. Con este colega sanjuanino volvería a cruzarse posteriormente en un contexto completamente diferente. Con el pasar de los años Kevin iba sobresaliendo cada vez más entre sus compañeros. Se afianzaba como un gran mediocampista. Su gran entrega le dio su primer gran oportunidad en el fútbol.

Como era habitual Sargento Cabral viajó a la ciudad santafesina de Sunchales. El objetivo era disputar un importante torneo donde se medirían con clubes como River Plate, Talleres, Lanús, Argentinos, entre otros. Esta era una oportunidad que Rodríguez no podía desperdiciar si quería pasar el resto de su vida dedicándose a esto.

El rawsino no tenía intenciones de dejar pasar este tren así que la descosió en esa competición. Esa entrega en cada pelota y la capacidad que tenía para tomar decisiones inteligentes a esa edad, no pasó desapercibida. Uno de los clubes más grandes de la historia del fútbol argentino se fijó en él.

Los representantes de River que habían viajado a Santa Fe lo invitaron a Buenos Aires para que pudiera probarse. Una chance única había tocado su puerta. El sueño de debutar en la primera de Cabral se hacía pequeño comparado a la posibilidad que se le había presentado. Formarse en un club considerado como uno de "los cinco grandes" es algo a lo que muy pocos pueden acceder.

Por otro lado seguía siendo un niño de 8 años muy apegado a su familia. Lógicamente nunca había viajado ni vivido sin sus padres. Tanto él como el resto de su familia se vieron sumidos en esta encrucijada tan habitual en el mundo del fútbol. Finalmente luego de pensarlo un tiempo decidieron dar el visto bueno y Kevin viajó a Núñez para vestir "la banda" en su pecho.

De esta manera empezaba un duro e inesperado desafío. En ese lugar los días parecían semanas. Si bien seguía rompiéndola y manejando "la caprichosa" como nadie, él no se sentía bien. Cada vez extrañaba más a sus padres y a sus hermanos. Tristemente no soportó más esta situación y debió tomar la difícil situación de tirar la toalla. Con lágrimas en los ojos y miles de pensamientos dando vueltas en su cabeza volvió a San Juan.

"Cuando me pude ir a probar a River mi primer partido amistoso fue contra Lanús que me acuerdo que le ganamos 3 a 0. Me estaba yendo bien pero no me sentía cómodo ahí, así que decidí volverme a San Juan. Tenía 8 años recién y la verdad que fue un poco duro para mí", rememoró.

El sueño parecía esfumarse, pensaba que quizá él no había nacido para esto. Puede que ese viaje haya sido sólo un golpe de suerte que no volvería a repetirse. Sin embargo su familia y sobre todo su papá no le habían enseñado a pensar de esa manera. Tenía que volver a dejar el alma tanto en cada partido por los puntos como en cada práctica. 

"Mi familia siempre me ayudó. Mi mamá me llevaba siempre a los entrenamientos fueran a las 6:00 o a las 20:00, ella siempre me acompañaba. Mi papá siempre me alentó para ser el mejor de todos, para que nunca me dejara de forzar. Me decía que si yo quería algo tenía que trabajar al 100%", expresó.

Luego de que su progenitor lo volviera a hacer sentir seguro de si mismo el pibe volvió a Cabral. No había un mejor lugar que su segunda casa para volver a recuperar ese gran nivel. Si bien le llevó su tiempo, volvió a conseguir una nueva oportunidad para llegar a lo más alto del fútbol argentino. A sus 12 años volvió a participar de aquel importante torneo con equipos de renombre. Una de estas instituciones posó sus ojos sobre Kevin nuevamente, pero esta vez no era el conjunto rojiblanco. El llamado llegó desde la institución granate.

'Nunca rendirse', el lema que llevó a un pibe sanjuanino a romperla en Lanús

"Todo surgió en Sunchales, en el viaje que hacíamos con Cabral. Fue cuando tenía 12 años. De ahí me habían visto varios equipos. Estaba Argentinos, San Lorenzo, Talleres, Atlético Tucumán, el mismísimo River Plate que ya me había tenido y también estaba Lanús. Decidí ir a Lanús porque me dijeron que había buena gente y que la pensión era excelente. Más que nada fue por eso. Lo que importa siempre es tener un buen lugar y cruzarte con buena gente todos los días", declaró.

Llegó a Buenos Aires otra vez pero en esta ocasión todo fue distinto ya que los trabajadores del club se pusieron a su disposición desde el primer momento. Le daban prácticamente todo lo que necesitaba y lo hacían sentir súper cómodo. Gracias a ello Kevin estaba seguro que ahora todo sería diferente y esa sensación la hizo realidad en las canchas.

Con el paso de las temporadas el deportista iba encontrando su lugar en la cancha. Cuando llegó de San Juan era un mediocampista puro. Sin embargo los diferentes técnicos que tuvo le vieron condiciones para estar unos metros más cerca del arco.

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De esta manera empezó a jugar de delantero centro. Allí se convirtió en el "matador" de su categoría. Su nivel fue tan superlativo que logró consagrarse campeón en el 2019 con la octava categoría, anotando dos goles en la final contra Vélez. Sus actuaciones incluso lo llevaron a vestir la camiseta de la Selección Argentina.

Rodríguez fue convocado primero para la Sub 13 pero luego repitió tanto con la Sub 14 como con la Sub 15. Sus goles con la casaca granate y con la albiceleste demostraban que el futbolista prácticamente no tenía techo. No obstante uno de los mayores temores de los jugadores llegó para estropearle ese gran momento: el juvenil empezó a lesionarse.

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Sumado a los problemas físicos la pandemia llegó a Argentina y se suspendieron las actividades dentro de los clubes. Este combo de situaciones indeseables afectó seriamente a su estado físico. Comenzó a subir un poco de peso dejando de estar en óptimas condiciones. Además como todo estaba parado volvió a San Juan para estar con su familia hasta que todo se reactivara. De esta manera no frecuentaba de manera presencial a sus preparadores. El panorama no era para nada alentador.

Afortunadamente para él cuando ya se encontraba en suelo sanjuanino, Fabio Olivera se contactó con él. Se trata de un conocido personal trainer que le ofreció entrenarlo en su gimnasio para que volviera a estar en línea. Kevin accedió y desde ese momento empezaron a trabajar juntos. Esto le permitió bajar los kilos que había aumentado y estar en óptimas condiciones para su regreso a Lanús.

Gracias a esto regresó a Buenos Aires lleno de energía y mejor que nunca. El ex Cabral mejoraba cada vez más y tanto desde la reserva como del primer equipo lo veían permanentemente. Él se dio cuenta de esto por lo que dejaba hasta el último aliento en cada partido para que lo convocaran; hasta que efectivamente sucedió. Lo llamaron para entrenar con la reserva. Kevin no cabía en si de la felicidad hasta que nuevamente un obstáculo se presentó en su camino. Comenzó a lesionarse otra vez.

"Me lesioné dos veces en los dos aductores. Después tuve una lesión en mi rodilla derecha, en el cartílago de crecimiento. También tuve una sobrecarga en el isquiotibial derecho y la última que es de la que me estoy recuperando, es una distensión del ligamento del isquiotibial derecho anterior. Es la quinta lesión del año", contó.

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Si bien esta situación haría rendirse o sumirse en una gran depresión a cualquier joven, Rodríguez sabe que tiene el apoyo incondicional de su familia. Kevin tiene presente el lema que le enseño su papá cuando era chico. "Si yo quiero algo tengo que trabajar al 100% para lograrlo", se repite cada vez que se siente deprimido. Ese pensamiento de oro ha logrado que no se rinda y siga dejando todo para cumplir sus nuevos objetivos.

"Los principales sueños que tengo es primero llegar a la Primera. Después salir campeón con Lanús y obviamente salir campeón con la Selección, algo que tanto quiere este país que es ser campeón de la Copa América o del Mundial que se nos está haciendo un poco difícil. Hasta al mejor jugador del mundo se le está haciendo un poco difícil. Esos son mis sueños ahora", sentenció.