Boca quedó eliminado de la Copa Libertadores en una noche en la que no pudo quebrar el cero del partido. En una Bombonera repleta, el equipo dirigido por Battaglia, tras igualar 0-0 en los 90’, sucumbió frente a Corinthians por penales en una serie que finalizó con un 6-5 que llenó de amargura a todo el Xeneize.

En ambos tiempos fue el Xeneize quien más intentó. Es que directamente su rival no pateó al arco, más allá de una aproximación a través de un tiro de esquina. El visitante llegó a la Argentina a buscar cuidarse del poderío ofensivo del local, e hizo bien ese libreto. Aguantó lo que tenía que aguantar, sabiendo que llegaba a este cruce con varios jugadores tocados desde lo físico y con algunos con covid.

Por el lado del equipo de Battaglia, intentó durante casi todo el partido, pero careció de mayor puntería, y sobre todo en el segundo tiempo de ideas para llegar con mayor peligro al área de Cascio. La oportunidad más grande para abrir el marcador la tuvo a los 32’ a través de los doce pasos, pero Darío Benedetto falló el penal estrellando su remate en el palo.

La jugada del penal fue sancionada por el árbitro Andrés Matonte, gracias a la intervención del VAR, por un codazo de Raúl Gustavo a los 29’ sobre Pol Fernández que mereció tarjeta roja, pero que el colegiado decidió solo sacar amarilla.

Con los noventa minutos empatados llegaron los penales. Boca erró en los pies de Villa, Benedetto (noche para el olvido) y Ramirez, mientras que convirtió a través de Rojo, Izquierdoz, Pol Fernández, Romero y Varela. Pero sin dudas la figura en los penales para el Xeneize fue nuevamente Rossi que atajó dos y casi ataja el último penal que le dio la clasificación a cuartos de final de la Copa Libertadores. Esa insana obsesión con la sueña Boca.