La selección de Dinamarca agigantó su leyenda con una ajustada victoria por 26 a 24 frente a Suecia en la final del Campeonato del Mundo de balonmano desarrollado en Egipto . Suecia fue un digno rival y luchó hasta el final. España logró el bronce al derrotar a Francia .

El rojo vikingo repitió el título mundial que conquistó hace dos años en casa, una gesta que sólo ha sido capaz de alcanzar en este siglo Francia, que lo logró hasta en dos ocasiones, con sus triunfos en 2009 y 2011 y posteriormente en 2015 y 2017.

Dinamarca en la final era algo más o menos previsible, todo lo contrario puede decirse de Suecia, un equipo que pese a ocasionales chispazos como el subcampeonato de Europa logrado en 2018, anclado en una permanente transición desde la retirada de los legendarios “Bengan Boys”.

El conjunto sueco dominó el balonmano mundial en los años finales del siglo XX y los primeros del XXI,  pero en estos momentos Dinamarca dió un paso al frente  y sigue vigente  como campeona olímpica y mundial. De hecho, la selección sueca, ganadora de cuatro títulos universales, no alcanzaba desde hace veinte años una final de un Mundial,

Bajo la inteligente dirección del jugador del Flensburgo alemán, el conjunto escandinavo articula un efectivo juego de conjunto y los demostró en el partido sin renunciar al tradicional defender, correr y tirar

Con la presencia de Gottfridsson de la pausa necesaria para hacer brillar, como no lo hacían desde hace tiempo, a sus laterales y extremos, ahora tuvieron un gran arquero que supo  ponerle un candado a los jugadores suecos.  Jonathan Carlsbogard, una de las grandes revelaciones de este Mundial, o los casi infalibles extremos Daniel Pettersson y Hampus Wanne, completaron el grupo de jugadores destacados.