Un gol de otro partido hizo Cardona, con colaboración de Cuadrado desde lo intelectual y la inteligencia, y con el mínimo, pero no menos importante, aporte de Borja. Con ese solitario tanto, Colombio venció a Ecuador por 1-0 y logró un triunfo clave por varias razones. Siempre es bueno ganar en el debut, los ecuatoriano son un rival molesto que se anima a atacar, les queda el partido con Brasil también por el Grupo B.

La Copa América arrancó en primer turno con una goleada por 3-0 de Brasil a Venezuela por el mismo grupo pero a las 18, luego de la presentación que se hizo a las 17. A las 21 todo estuvo listo y las selecciones cafeteras y ecuatoriana se midieron en un encuentro que tuvo a los dirigido por Rueda con un favorable primer tiempo con pinceladas del enganche de Boca, la jerarquía de Cuadrado, la solides de Ospina, el corte de Barrios y el peligro latente de Borja y Borré. De todos modos el resultado le quedó bien a la primera mitad, solo uno de diferencia porque el rival no hizo mucho.

Parece que la charla de Alfaro en el entretiempo y el orgullo tocado, hizo que los jugadores del ‘El Tri’ salieran al segundo tiempo con una actitud distinta. Aunque no lograron llegar con demasiado peligro al arco defendido por un correcto y solido Ospina (en las pocas que debió actuar), Ecuador jugó a tener la pelota, moverla, intentar, empatarlo para luego quizás irlo a buscar. Colombia, con jugadores cansados y apostando a la rapidez mental de un iluminado Cardona apostaba al contragolpe. Duvan Zapata tuvo una chance al final pero, en soledad resolvió como pudo, desviado al arco.

Es que ‘El Tri’ llegaba a la medialuna y el cerrojo cafetero le impedía el paso. Si bien el conjunto colombiano no tuvo la pelota en la segunda parte, si hubo compañerismo, concentración y sacrificio para mantener la mínima diferencia. Los muchachos del ex técnico de Boca merecieron el empate, pero solo eso, puesto que no ofreció más que posesión de balón, actitud para ir por el empate, poco tiempo para analizar del argentino nacionalizado ecuatoriano, Damián Diaz y un Valencia peligroso al encarar pero con la mira desviada al rematar.