Tragedia y caos: dos muertos, invasión de cancha y destrozos en Colo-Colo
Una chica de 18 años y un niño de 13 murieron mientras se disputaba el partido contra Fortaleza por la Copa Libertadores en Santiago de Chile.
Lo que debía ser una noche de fútbol internacional en el Estadio Monumental David Arellano terminó en tragedia y caos. Dos hinchas, una adolescente de 18 años y un niño de 13, murieron en las inmediaciones del estadio en medio de los incidentes ocurridos durante el partido entre Colo Colo y Fortaleza de Brasil, por la segunda fecha de la Copa Libertadores.
El encuentro comenzó con normalidad, pero la tensión fue escalando. A los 68 minutos, la situación se tornó insostenible: se vieron objetos volando en las tribunas, acrílicos astillados y movimientos anormales entre los hinchas. Jugadores como Arturo Vidal y Mauricio Isla se acercaron al sector en conflicto. Cuatro minutos más tarde, el partido fue suspendido tras la invasión de campo de los ultras locales, y los jugadores de Fortaleza escaparon rápidamente al vestuario.
Minutos después, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) confirmó el fallecimiento de los dos jóvenes en las afueras del estadio. Mientras tanto, dentro del recinto, los disturbios continuaron: hinchas irrumpieron en las instalaciones del fútbol juvenil de Colo Colo, destruyendo equipos, el gimnasio y robando camisetas e implementos deportivos.
El vicepresidente del club chileno, Eduardo Loyola, lamentó profundamente lo sucedido y pidió disculpas al verdadero hincha colocolino. “Nada justifica la conducta de romper todos los acrílicos. Queríamos darle una alegría a Chile y esto terminó siendo una vergüenza para nuestro fútbol”, afirmó.
La Conmebol evalúa sanciones que podrían incluir multas económicas, quita de puntos, suspensión de público o incluso la descalificación del torneo.
Por ahora, la justicia chilena investiga el accionar de un carabinero imputado y trabaja para reconstruir lo ocurrido dentro y fuera del estadio. Colo Colo, en tanto, enfrenta una dura crisis no solo deportiva, sino institucional, con daños que alcanzan incluso a sus futuras generaciones.