Tyson Fury, el nuevo "Rey de los pesados"

Con un estadio repleto de fanáticos ingleses, a pesar que la pelea se desarrolló en suelo estounidense, el ahora rey de los pesados se llevó puesto a su rival desde antes de la entrada al cuadrilátero. Si, su majestad Fury se hizo llevar al ring en una fastuosa silla curul romana con sillón de rey incluida y se tomó todo el tiempo del mundo para saludar a su gente. Así dejó relegado el traje de más de 60.000 dólares que llevó puesto el entonces campeón Wilder en su camino al infierno.

Y fue así desde un comienzo. Un verdadero infierno sufrió Wilder frente a las pesadas y poderosas manos que round a round iban haciendo mella sobre su tallado físico. Ya para el cuarto asalto estar arriba del cuadrilátero se transformó en una pesadilla para el campeón, que producto de una derecha tremenda de Fury sufrió el sangrado de su oído izquierdo. Después de dicha acción se observó que en forma dramática que ya no podía sostenerse en pie. Al parecer la trompada certera lo aturdio y su afección al oído interno lo hizo perder completamente el equilibrio.

El vértigo que sentía Wilder lo acrecentaba el atropello de Fury, que se lo llevó puesto con sus 40 libras de más hasta el final del combate. La estrategia estaba a la vista. Después de 3 o 5 lanzamientos fulminantes de sus pesadas manos, acorralaba a Wilder empujándolo y tomándolo del cuello. Lo cansó hasta el hartazgo. Wilder no quería más y todos nos preguntábamos hasta donde llegaría una masacre sin que el rincón del yanqui tirara la toalla.

Fue así que promediando el final del séptimo asalto, la esquina del hasta entonces campeón invicto dijo basta. Después de una seguidilla de rectos propinados por Fury se acabó la pelea. Varias anécdotas quedan del espectáculo, como el encuentro previo de las leyendas del deporte como Mike Tyson y Evander Holyfield a los cuales la organización realizó un homenaje, la aparatosa salida al estadio de los contendientes y la canción a capella entonada por el nuevo rey una vez obtenido el triunfo en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas (Nevada).

Ahora queda esperar seguramente un tercer combate que hará historia, porque la de anoche no fue cualquier noche en el mundo del boxeo. Hubo adrenalina pura y mucho show.

(Escrito por Juan Manuel Juarez)