El aumento de los precios de los combustibles como la nafta y el gasoil, han aumentado considerablemente en los últimos meses, considerando que se reportó una suba de entre el entre 156% y 182%, en los últimos cinco años. Y según los cálculos de Nicolás Arceo, director de la consultora Economía & Energía, aún quedan subas pendientes de entre el 18% y el 20%, que contribuirán para que Argentina alcance la 'paridad de exportación', (es decir, el valor de equilibrio que igualaría los precios locales de los internacionales).

El problema radica en que, por dejar congelados los impuestos a los combustibles, el Estado nacional perdió recaudación tributaria en pesos por el equivalente a 2800 millones de dólares en 2023, dijo Arceo a medios nacionales. Según el especialista, los próximos pasos que tendrá el sector para establecer los precios: achicar la brecha entre los productos grado 2 ("súper") y los premium (grado 3), mediante aumentos mayores en la nafta y el gasoil súper; y actualizar los valores que se les pagan a las productoras por el crudo, que en enero podrían saltar a 63 o 64 dólares por barril, mientras que la paridad de exportación es hoy de u$s 68.

Entre enero y noviembre de 2023, la demanda de nafta y gasoil súper y premium en estaciones de servicio subió un 2,3% interanual respecto al mismo período de 2022, aunque el número se dio vuelta en diciembre; en ese lapso, las importaciones de combustibles refinados para vehículos automotores cayeron un 46% a u$s 1800 millones', expresó.

Por su parte, el Gobierno busca que las refinadoras y las productoras de petróleo negocien libremente los precios sin poner el pie del Estado encima de las empresas, con el fin de que a mediano plazo se destape todo el potencial exportador de Vaca Muerta. El acceso a los dólares y la libertad para negociar precios son dos condiciones fundamentales que exigen, sobre todo, las petroleras multinacionales para traer inversiones a la Argentina, en una competencia que tienen en sus propias carteras frente al resto de los países.