A nivel local, la fabricación de biocombustibles a partir de los aceites residuales de la industria olivícola ha tenido un desarrollo escaso pero prometedor. Se trata de un proyecto de investigación del Instituto de Ingeniería Química, de la UNSJ, a cargo de la directora María Fernanda Sardella, que en etapa de laboratorio ha logrado un rendimiento del 70% en la utilización de aceite de borra de baja calidad, que muchas veces no se utiliza y se destina a empresas para la quema de residuos.

“Hemos trabajado en la producción de biocombustibles trabajado a partir de residuos principales de las industrias más fuertes que son la vitivinícola y la olivícola”, explicó Sardella a Canal 13.

El trabajo fue realizado con fracciones residuales de la aceitera de olivos del que se obtiene el aceite de borra, de menor calidad o que se comercializan a bajo precio o que a veces no se comercializan, “se han utilizado para la obtención de biodiesel”.

De momento se ha realizado a escala de laboratorio y los resultados han sido alentadores, “a los aceites se les agrega sustancia para aumentar la velocidad de la reacción y en eso se trabajó con algunos materiales que nosotros también producimos, que son carbones activados y se obtuvieron buenos resultados, un poco más bajos de los que se obtiene a nivel industrial que se trabaja con aceites más puros con rendimientos por encima del 90%”.

La propuesta recupera un excedente que para la industria local, que representa verdadero problema en su manejo debido a que, por lo general, los aceites son muy contaminantes. “Son muy difíciles de dispones y se utilizan para los hornos de combustión de algún tipo. Si uno quiere disponer ambientalmente de ese aceite es muy contaminante”.

En este sentido agregó, “a veces se manda a las empresas que tiene hornos o se manda a las empresas que incineran residuos”.

La idea de la industrialización para tener una opción local, que recupere un residuo para industrializarlo y produzca mano de obra genuina, tiene dos grandes desafíos. Por un lado el costo de separación, para poder refinar el producto y lograr índices de rendimiento competitivos en el mercado. Y por otro lado, evaluar los volúmenes que se manejarían, ya que la producción seria temporal, de acuerdo con el ciclo de cultivo del olivo. “Habría que pensar en una producción residual de otras industrias aceiteras, para ir supliendo y trabajar de forma continua”, finalizó.