El anuncio del ministro de Economía, Sergio Massa, de que enviará un proyecto al Congreso para crear una moneda digital sorprendió a la industria cripto argentina. Porque si bien varios países avanzan en esa dirección, la propuesta generó escepticismo sobre su efectividad para resolver los problemas de fondo de la economía, y, también, advertencias por los riesgos que conllevaría esa moneda.

Entre los puntos positivos, los especialistas destacan la trazabilidad, y los bajos costos de impresión, traslado y almacenamiento.

"Vamos a poner en marcha la moneda digital de Argentina", afirmó el candidato a presidente Sergio Massa . Así, se refirió a la creación de lo que se conoce como CBDC (Central Bank Digital Currency), es decir, una moneda digital emitida por el Banco Central y respaldada por el Estado. La creciente demanda de activos digitales, que otorgan al usuario control sobre su dinero, y la necesidad de huir de monedas débiles, como el peso, motorizó el auge de criptomonedas como Bitcoin y Ethereum. Ante esa nueva cosmovisión financiera, muchos gobiernos comenzaron a estudiar la emisión de sus propias monedas digitales.

Por su parte, Manuel Beaudroit, CEO y cofundador de Belo, cree que estas divisas permiten que el Estado "tenga control sobre todo lo que está sucediendo en el sistema en tiempo real", desde la emisión hasta su uso. Si bien destaca que puede traer más eficiencia al sistema monetario, advierte que "hay más para perder que para ganar". Entre esos aspectos negativos, destaca la pérdida de privacidad de la ciudadanía y la mayor velocidad de la circulación del dinero.

"La idea de una moneda digital, por el solo hecho de ser digital, no va a solucionar los problemas de fondo que nuestros clientes nos comentan que buscan resolver con las cripto, como la inflación o la volatilidad en el tipo de cambio", considera, por su parte, Julián Colombo, CEO de Bitso. "La tecnología sobre la que está basada una moneda (papel, electrónica, blockchain, digital, etc.) no tiene relación con su efectividad", agregó.

En este sentido, en el mundo, varios países estudian la posibilidad de lanzar su CBDC. El que dio el primer paso fue China, que lanzó el yuan digital en 2014. Si bien aún está a prueba, ya es utilizado en 23 regiones del país. "En China llegan mensajes diciéndote que, si no consumís tu dinero antes de una fecha determinada, se vencerá. Ahí la moneda también empieza a dejar de tener las particularidades que la hacen moneda, como ser reserva de valor. Empieza a ser un contrato de consumo que se limita en el tiempo", indicó Beaudroit.

¿Qué sucede con el Bitcoin?

Uno de los ejemplos mas cercanos respecto a él, es el país El Salvador, quien adoptó hace dos años al Bitcoin como moneda de curso legal. Desde ese entonces, surgieron detractores y defensores de la adopción de criptomonedas, como así también críticos y promotores del dinero fiat.

"El bitcoin tiene en su génesis la solución a muchos de los problemas que hoy tenemos en Argentina. Por su cantidad limitada es una moneda deflacionaria, que hoy sería un sueño para todos los argentinos. Es global, por lo cual tiene una virtud incomparable a la hora de transaccionar a nivel mundial. Pero también es descentralizada, lo que conlleva la ventaja de que nadie, ni del sector privado ni del público, puede modificar sus condiciones para sacar provecho del contexto", afirma Colombo.

"Por todo esto, vemos cómo la idea del bitcoin como moneda digital a nivel global es interesantísima", agrega.

Si bien Colombo admite que "será muy difícil que los Estados Nación cedan una de sus principales prerrogativas, que es el monopolio de la política monetaria", destaca a las CBDC como pasos intermedios. "Esto es el principio de una discusión que ya estamos observando en otros países y que, sin duda, es interesantísimo que se dé también en Argentina", concluye.

Fuente: El Cronista