El oro tuvo su mayor cotización en siete años el pasado lunes en los mercados internacionales. Fue un reflejo automático y esperable, ya que el metal precioso es la reserva de valor donde suelen refugiarse los capitales en contexto de inestabilidad. En esta oportunidad, la cuota de incertidumbre fue aportada por los casos de coronavirus en Europa.

De este modo, la crisis sanitaria a nivel mundial se convirtió en un factor de aliento para la economía sanjuanina, ya que la provincia cobra regalías e impuestos por la producción del metal dorado en sus minas Veladero (Iglesia) y  Gualcamayo (Jáchal).

El lunes 24 de febrero, el precio del oro en Estados Unidos trepó un 2,8%, a u$s1.688,66 la onza. Fue su techo desde enero de 2013. El martes 25 de febrero el valor cedió pero levemente.

La onza cerró a  u$s1.644,40. “Es simplemente una pausa en medio de un repunte”, sostuvo el analista norteamericano David Meger, director de comercio de metales de High Ridge Futures, citado por el diario Ámbito Finaciero.

“Es un activo refugio. En un momento de turbulencia, muchos inversores mudan sus inversiones a ese activo. De hecho, ya ha venido subiendo. Quizá presagiando una toma de ganancias inminente, un cambio de tendencia en las acciones que en Estados Unidos estaban en récord hasta hace dos días. Lo que no quiere decir que va a subir todos los días de forma lineal”, agregó el analista Christian Buteler, también mecionado en la publicación del matutino porteño.