Con la ausencia del presidente de la Nación, Javier Milei, pero con la presencia del ministro de Producción de San Juan, Gustavo Fernández y de Mendoza, Rodolfo Vargas Arizu, las bodegas más importantes del país celebraron el tradicional almuerzo de la Vendimia. En el encuentro hubo un importante respaldo del sector empresarial a las desregulaciones que viene haciendo la Nación en el sector vitivinícola.

Con Carlos Tizzio al frente INV, principal organismo de control, se han ido flexibilizando diversas normas a partir de la nueva gestión nacional, como el ingreso en la categoría de vinos productos desalcoholizados o con menor gradación.

Los bodegueros y enólogos celebraron el impulso desregulador que vive la industria, según cuenta el medio mendocino Los Andes. Es que la desregulación otorga flexibilidad para tomar decisiones empresariales en medio de un contexto de fuerte baja del consumo del vino a nivel mundial que afecta a la Argentina y a todos los países productores en general, narra la crónica.

Apoyamos la desregulación de las actividades y que se deje de intervenir desde un escritorio a la actividad económica real”, remarcó en su discurso el presidente de Bodegas de Argentina, Walter Bressia.

Bressia agregó: “Insistimos en incentivar la demanda en lugar de regular la oferta ya que la cadena de valor se construye desde los consumidores hacia la producción, y no a la inversa”.

Aunque les mostraron el apoyo a las decisiones de Milei, no todo es color de rosas en el sector y por eso también los empresarios solicitaron mayor apoyo en la lucha contra la Lobesia botrana así como una mejora en las condiciones de infraestructura y logística en general.

Por su parte, cuenta Los Andres que el bodeguero Eduardo Pulenta comentó: “He cumplido 50 cosechas y si por algo estoy contento es porque se ha comenzado con la liberación de la actividad privada, que es lo que nos hace falta”. A su vez, Juan Schamber, gerente del Grupo Peñaflor y vicepresidente de BA, observó que desde esa institución creen que es bienvenida “toda medica que implique desregulación”. Agregó que los Estados no deberían intervenir en cuestiones que atañen directamente a la actividad privada más allá de acompañar con políticas para el crecimiento del sector. “Tampoco es un problema del Estado la liberación de vinos o situaciones como el acuerdo Mendoza-San Juan”, sumó Schamber.