Una medida reñida, con historia, de fracaso en fracaso, será una de las políticas directas el Ministro de Economía, Sergio Massa, para contener la inflación entre diciembre del 2022 y marzo del 2023: el congelamiento. Sin ir más lejos, fue una de las disposiciones que erosionó la gestión de Roberto Feletti y que provocó su salida de la Secretaria de Comercio Interior con una pésima relación con los formadores de precios.

Una serie de variables y factores permitiría concluir en que esta vez podría ser diferente. Entre ellos la implementación de la tecnología que es un detalle no menor tras el cambio de las etiquetas con los precios por una app, para verificar si los comerciantes están o no remarcando los precios.  

“Las multas que va a aplicar el gobierno, en torno a los 240 millones de pesos por el incumplimiento a los acuerdos el congelamiento son considerables”, dijo el economista Gerardo Mestre a Canal13, de esta manera, el consumidor pasará a tener un rol fundamental que quizá nunca ha tenido. Será crucial que se defina de inmediato la sanción y se le dé curso a su aplicación.

Esta sutileza al alcance de la mano, suponga la diferencia sustancial a una medida que no cuenta en la historia Argentina con resultados positivos, “ha tenido efectos precarios muy de corto plazo”, analizó el especialista.

Sin embargo la idea no puede quedar huérfana, quizá sea este, entre otros, uno de los motivos del fracaso de la última vez que se aplicó precisamente a fines del año pasado. Lo que no es un dato menor, ya que otra de las variables es el humor social cuando se acercan las fiestas, “lo anuncian ahora porque está muy delicada la situación socioeconómica y en nuestro país todos los diciembres tienen como una impronta de la sensación de estallidos sociales”.

Mestre incluyó en su análisis un elemento llamativo, el discursivo, el aspecto comunicativo, “Massa destila mucha confianza, son meta mensajes que buscan quebrar expectativas negativas, es un elemento importante para los sectores de la economía”.

Puso especial interés en estar atentos a los planes de contención de la inflación más durables en el tiempo que conforman este plan estratégico que tiene que ver con lo fiscal, lo monetario y el mercado cambiario, donde el Estado tiene diferentes grados de intervención.

Desde lo fiscal, las medidas complementarias permitirán apuntalar las metas para reducir el déficit, vía recaudación y reduciendo el gasto, “en el presupuesto 2023 que han mandado hay muchos recortes, difundiéndolo y cumpliéndolo en los primeros meses puede ayudar”.

En lo monetario hay un desafío gigante, ya que hay una reticencia a bajar la emisión monetaria, un reclamo permanente. “La oferta monetaria es impresionante, hay mucho dinero en circulación a pesar de que pudiera estar esterilizado a través de bonos en el Banco Central eso agita las expectativas inflacionarias”.

En cuanto al mercado cambiario, el Estado encontrará quizá más limitaciones para intervenir, aunque ya viene limitando las importaciones y el acceso a dólares para particulares, “puede obligar a liquidar al campo, pero las perspectivas para el año que viene son peores en el sentido que esperan menos divisas por impacto climático”, dijo y finalizó, "hay que ver como se desarrolla esto en el tiempo".