En la jornada de este jueves, los jueces salteños Ángel Amadeo Longarte, María Gabriela González y Pablo Farah, condenaron a prisión perpetua a Micaela Noemí Colque de 25 años. Se trata de la mujer que encerró a su hija de dos años en una habitación durante al menos 48 horas y la dejó morir de hambre.

De acuerdo con los datos que arrojó la autopsia, la pequeña de dos años tenía varios golpes de vieja data en su cuerpo. Es por eso que la hallaron culpable del delito de homicidio agravado por el vínculo.

El hecho fue descubierto en junio del año pasado, cuando Colque se acercó hasta un centro de salud del barrio San Francisco Solano donde vivía, con la niña en sus brazos. La pequeña estaba completamente inconsciente. La nena que fue identificada como Francesca, luego de  ser revisada por los médicos no sólo constataron que la menor ya estaba muerta, sino que presentaba señales de maltrato.

A su vez, los exámenes forenses ratificaron lo que los profesionales habían notado en el cuerpo de la menor apenas la vieron. Sucede que Francesca tenía hematomas, escoriaciones y presentaba un grave cuadro de desnutrición y deshidratación. Por este caso es que la madre de la menor quedó detenida por el delito de abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo, en perjuicio de su propia hija.

En el periodo de investigación establecieron que Micaela había dejado a la nena para irse a la casa de su madre biológica junto a su hijo de 5 años para festejar el Día del Padre. Francesca quedó encerrada en una habitación con el televisor a todo volumen para que nadie escuchara su llanto. Al llegar al nosocomio, la nena llevaba varias horas muerta y con la temperatura corporal baja. Además tenía claros signos de desnutrición. Al consultarle si algunas vez tuvo en cuenta lo que le podría pasar a la nena al dejarla sola, la mujer dijo: “Nunca imaginé que se fuera a morir”.

Es así como en el juicio la mujer fue condenada a prisión perpetua debido a los testimonios que apuntaban contra su mal modo de ejercer la maternidad.