El papa Francisco canonizará a inicios de 2024 a la beata argentina María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula. En este contexto, la Agencia Informativa Católica de Argentina (AICA) comentó quién era esta sanjuanina y destacó que "en los albores de la Patria -cuando aún el territorio formaba parte del virreinato del Perú- una mujer laica, vestida con ropa de varón, puso en valor la dignidad femenina, en épocas en las que las mujeres vivían para ser madres o para ser monjas, no leían ni escribían y les estaba vedada toda actuación social independiente respecto de un hombre".

Entre las características de Mama Antula, que fue beatificada en 2016, que se convertirá en la primera santa argentina, se destaca que fue una mujer desafiante, que enfrentó las convenciones de la sociedad colonial y tuvo una influencia crucial y postrera en el clima independentista de mayo de 1810.

A los 15 años, según se cuenta en la biografía "La mujer más rebelde de su tiempo", desafió a su padre avisándole que no se casaría ni sería monja. Desde muy joven y por 20 años colaboró con los jesuitas en la promoción y organización de los célebres ejercicios espirituales del fundador de esa orden religiosa: San Ignacio de Loyola.

"Recorrió a pie casi 5.000 kilómetros por el virreinato del Perú -a lo largo del territorio de las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba- y, cuando Buenos Aires pasó a ser el centro del virreinato del Río de la Plata, se instaló en las costas porteñas, donde puso de moda los ejercicios espirituales ignacianos y construyó uno de los edificios más antiguos de la ciudad: la Santa Casa de Ejercicios -de 1784-, aún en funcionamiento", resaltó AICA.

Dicen que fue acusada de loca y de bruja, y que el peso histórico de Mama Antula en los sucesos independentistas de la Argentina quizá haya sido más importante que el religioso, aunque ahora se encuentre olvidado. Por eso "es considerada una Madre de la Patria: de las multitudinarias tandas de ejercicios espirituales realizados por ella en la Santa Casa, participaron varios próceres de la independencia, como Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga y hasta el Virrey Santiago de Liniers".

María Antonia era conocida en la iglesia por su extraordinaria labor. Su carisma consistía en arrancar el mal del corazón del hombre y plantar la semilla del bien y dicen que fue una incansable misionera, mediante la práctica de los ejercicios espirituales

AICA relató además, que "su tarea implicaba un fuerte impacto social: protegía a las mujeres sin casa y albergaba a los niños abandonados, alimentándolos, vistiéndolos, dándoles un hogar y bautizándolos con el apellido 'San José'"

En las tandas de ejercicios espirituales "convivían ambos sexos de todas las clases sociales y condiciones: autoridades, patricios, nobles, criollos, campesinos, mercaderes y esclavos, en un preclaro ejercicio de fraternidad humana", agregó la agencia católica.