El Senado argentino retrocedió en su decisión de aumentar las dietas a casi nueve millones de pesos, tras enfrentar un fuerte rechazo tanto de la opinión pública como de figuras políticas, incluyendo a Javier Milei. La medida, que había sido acordada por todos los bloques, desde La Libertad Avanza hasta Unión por la Patria, fue revertida mediante una nota firmada en conjunto, anunciando que los senadores adoptarán otra modalidad de aumentos y no recibirán la última actualización.

El incremento en las dietas de los legisladores estaba originalmente vinculado a los aumentos salariales que recibían los empleados del Congreso. Sin embargo, debido a la disparidad entre los ingresos de los legisladores y los empleados, cualquier suba provocaba un impacto desproporcionado en los montos recibidos por los primeros. Con la decisión de retroceder, los senadores se comprometen a desligarse de este sistema para evitar futuras controversias.

En abril de este año, los senadores habían aprobado un proyecto para modificar la composición de sus dietas, estableciendo que estas se conformarían por 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos por desarraigo. Esta iniciativa, que también contemplaba un aguinaldo, había suscitado críticas ya en su momento, con varios legisladores presentando notas para no aceptar el aumento votado o comprometiéndose a donarlo.

La polémica escaló la semana pasada durante la reunión de Labor Parlamentaria, donde se discutió la posibilidad de desvincular las dietas de las paritarias del personal del Congreso. La vicepresidenta del Senado, Victoria Villarruel, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, estuvieron al tanto de las negociaciones. Sin embargo, el aumento efectivo de las dietas a cerca de nueve millones de pesos generó una ola de rechazo, tanto en la ciudadanía como entre los dirigentes políticos.

El presidente Milei no tardó en sumarse a las críticas, acusando a los senadores de haber “perdido la empatía con los argentinos de bien” y de ser “unos estafadores”. En su mensaje tras la reunión de Gabinete, insistió en que “se terminó el privilegio para ellos y para todos los que viven del esfuerzo ajeno”. Este comentario refleja el descontento generalizado en un contexto económico complicado para el país.

El choque entre el Gobierno y el Senado se produce en un momento crucial para el oficialismo en la Cámara alta, en una semana cargada de actividad legislativa. El miércoles, uno de los candidatos a integrar la Corte Suprema de Justicia, el juez federal Ariel Lijo, expondrá ante la comisión. Además, el jueves se debatirá en el recinto el proyecto de ley que mejora las jubilaciones, una prioridad para el oficialismo que busca modificarlo antes de devolverlo en segunda revisión a Diputados.