En un escalofriante caso que parece sacado de una película de terror, un hombre enfrenta un juicio por un asesinato espeluznante en Misiones. Más de cuatro años después del perturbador incidente, la impunidad con la que actuó Cristian Daniel Vargas (26 años) lo ha llevado a enfrentar una posible condena a cadena perpetua.

Los eventos se desarrollaron el 4 de abril de 2019 en un departamento alquilado por la estudiante Antonella Rocío Bernhardt, de 27 años. Ese día, Antonella se encontraba con su amante en el lugar. De repente, los vecinos comenzaron a escuchar fuertes golpes que los alarmaron. Preocupadas, algunas jóvenes que vivían al lado llamaron a la dueña del complejo, Viviana González, para que investigara lo que estaba ocurriendo.

El ambiente tenía un aura inquietante, lo que llevó a Viviana a acercarse a la ventana del departamento, que estaba abierta, y preguntar qué estaba sucediendo. Fue en ese instante cuando el asesino, Cristian Daniel Vargas, quien trabajaba como fotógrafo, se asomó. La conversación que siguió es escalofriante.

- “Quilombo, quilombo, quilombo hicieron”, le dice Viviana, mientras mira con mucha atención por la ventana.

- “Sí”, contesta el femicida desde adentro, segundos antes de abrir la puerta.

- “Un hombre, por más que esté mal, no tiene que hacerle nada a la mujer. Yo te puedo denunciar a vos”, responde ella.

- “¿Denunciar? Fue una pelea nomás”, contesta él.

- “No señor, pero no es así”, replica la mujer.

En ese momento, Cristian interrumpe la conversación con Viviana y finge hablarle a Antonella, que ya estaba muerta: “Boluda, no puedo abrir, abrime vos”.

- “Se ve que usted es violento”, comenta Viviana.

- “¿Por qué lo dice?”, contesta Cristian.

- “Por la forma en la que te expresás”, agrega ella.

Cristian, insólitamente, vuelve a simular un diálogo con su amante, pero en esta oportunidad desde la ventana: “Me voy de casa che. Compro para el almuerzo y vuelvo”.

- “¿Me da la llave?”, lo enfrenta Viviana.

- “Tengo que abrir”, responde el sospechoso, que intenta escapar sin mirar a los vecinos que estaban observando la secuencia.

- “Usted no puede tener la llave, la que alquila la casa es ella, no usted. Usted se va nomás”, cierra Viviana.

Las llaves del departamento estaban en poder de la dueña, quien decidió ingresar para verificar la situación. Lo que encontró fue una escena aterradora: Antonella yacía sin vida en el suelo de su habitación, con una herida mortal en el cuello.

Horas más tarde, la policía local logró ubicar a Vargas a pocas cuadras de la pensión. Antes de su arresto, el homicida habría dicho a las autoridades: "Yo soy el que buscan", entregándose de inmediato.

El padre de Antonella, Carlos Bernhardt, relató el impactante giro de los acontecimientos: "Recibí una llamada de la policía desde Posadas, donde nos dijeron que había ocurrido un incidente en el que mi hija estaba involucrada. Al principio, entendí mal y pensé que ella era la perpetradora", señaló. Sin embargo, pronto descubrió la terrible verdad. Él y su esposa, que vivían a 90 kilómetros de distancia en Oberá, tuvieron que dirigirse de inmediato al barrio El Brete de Posadas, donde ocurrieron los hechos.

El juicio que enfrenta Vargas podría resultar en una condena a cadena perpetua, marcando el sombrío desenlace de un caso que ha dejado una marca indeleble en la comunidad de Misiones.