La acusación es gravísima contra los tres policías acusados por el crimen de Lucas Gonzáles, el juvenil de Barracas Central. Se trata de una imputación cuádruplemente agravada por alevosía, por placer, por el concurso premeditado de dos o más personas y por tratarse de funcionarios policiales que abusaron de su función. A esto hay que agregar las tentativas de homicidio contra los acompañantes de Lucas al momento de su muerte. 
El fiscal Leonel Gómez Barbella u el abogado Gregorio Dalbón coincidieron en la petición de prisión preventiva y procesamiento para el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial Juan José Nieva. 

El dictamen del fiscal insistió en la arbitrariedad del procedimiento, en un acto de manifiesta ilegalidad por parte de los efectivos policiales. Señala que acogieron "el camino del delito para consumar una detención ilegal, matar a un joven e intentar matar a otros tres con sus armas reglamentarias, privarlos ilegítimamente de su libertad y falsear lo actuado en el hecho”.
En la misma sintonía el abogado querellante, Dalbón, dijo que “en la génesis de los hechos, se advierte una pésima maniobra policial alejada de toda lógica de actuación de los protocolos de cualquier fuerza de seguridad, para aprehender a supuestos malhechores, como pretendieron hacer creer en sus falsas declaraciones”.

En la causa hay otros siete policías acusados, entre ellos dos comisarios y un subcomisario, a los que se los investiga por presunto encubrimiento del crimen.