El escenario del horror podía ser un monoambiente pequeño, poco iluminado y con paredes descascaradas en un barrio de las afuera de Salta capital o un departamento algo más grande en el centro de la ciudad. Por esos lugares se cree que podrían haber pasado hasta 50 jóvenes que fueron engañadas por el productor de moda salteño Pablo Marcelo Rangeón con el único objetivo de violarlas y golpearlas. 

El hombre de 45 años utilizaba su escuela de modelaje como anzuelo para captar a sus víctimas, en algunos casos menores de edad. Ahora está detenido y un fiscal pidió que vaya a juicio oral. El modus operandi que detectó la justicia se repitió una y otra vez: Rangeón se ganaba la confianza de las chicas y las invitaba a boliches donde, se cree, las drogaba para las luego abusarlas en alguno de sus inmuebles. 

El expediente cuenta con casi una decena de relatos aberrantes: 'Se tiró encima mío y con su mano me tenía del cuello y con sus piernas me apretaba las mías. Yo estaba prácticamente inmovilizada, no podía respirar. Le decía que me suelte y lo trataba de empujar. Luego me bajó la calza, me rompió la remera y me bajó el corpiño. Yo le decía gritando 'por favor, no me hagas nada estoy en mi último día del periodo'.

Y agregó: 'Él me contestó 'con más razón, no va a pasar nada'. Para ese momento ya no tenía fuerzas para defenderme'. Este es apenas un fragmento de lo que contó una de las víctimas. En total son 7 los testimonios que constan en el expediente que maneja el fiscal salteño Rodrigo González Miralpeix. La primera denuncia contra Rangeón se conoció a través de redes sociales en marzo de este año. 

Una chica público en su Instagram que había sido empleada del acusado durante 7 años en los que vivió todo tipo de acosos, maltratos y abusos. 'Ese grito público luego se transformó en una denuncia formal en una fiscalía que incluyó el testimonio de la víctima con todos los detalles de lo que vivió', explicó Sandra Domene, abogada de todas las denunciantes. 

En su relato la joven contó que en el tiempo en que tuvo la relación laboral, Rangeon la abusó sexualmente en reiteradas oportunidades, le quebró dos dedos de la mano y la utilizó para captar otras mujeres: 'Me mandaba a dejar su tarjeta personal en boliches para invitar a más jóvenes a que se sumen a la escuela de modelaje para después hacer lo mismo de siempre. Llevarlas a boliches, drogarlas y abusarlas'. 

No fue lo único que vivió y soportó. Hubo algo que la marcó físicamente para siempre. Según su relato, que luego fue apoyado por otros testigos, una noche, en el boliche salteño ONE, Rangeón se enojó con ella por un motivo insignificante. El hombre se acercó en medio de la gente como para decirle algo al oído pero en lugar de eso le mordió la oreja y le arrancó un pedazo. 

La víctima tuvo que ser suturada y quedó con una cicatriz en su lóbulo derecho. Luego de años de sometimiento físico, psicológico y económico logró salir de ese espiral de violencia y aberraciones y contar lo que vivió. A ese testimonio inicial se le sumaron más, incluso más cruos y precisos relatados por la jóvenes víctimas del productor de modas Pablo Marcelo Rangeón.