El copyright en jaque: ¿vale fotocopiar libros escolares?
En el Día del Derecho a la Información, Diario 13 habló con Santiago Liaudat, especialista de la Universidad de La Plata. Un fenómeno que se acentuó en pandemia y hoy desafía la legislación Argentina.
En el marco del día Internacional del Acceso a la Información, Santiago Liaudat, profesor titular de la Universidad Nacional de la Plata, integrante de la Red de Pensamiento Latinoamericano de Ciencia Tecnología y Sociedad (PLACTS), habló sobre una práctica cotidiana que puede representar un delito: fotocopiar libros, copiar archivos digitales, la descarga de artículos, entre otros. Uno de los aspectos más importantes que se modificó con la pandemia fue la educación y con el objetivo de garantizarla es que muchas veces recurrimos a la reproducción sin autorización debido a la dificultad de conseguir un ejemplar original.
“Hablamos por ejemplo de los materiales didácticos y educativos, que están restringidos con formas de derecho de autor. Lo que ocurre en los hechos es que se termina generando alguna forma de ilegalidad y terminamos fotocopiando libros, pirateando artículos y copiando archivos", dijo Liaudat y explicó, "en Argentina no hay un marco legal y ningún tipo de excepción al derecho de autor con finalidad educativa como en otros países”.
Según el Docente, esta serie de derechos a los que la Argentina suscribe son un limitante para el acceso libre a la información, “la propiedad intelectual, en particular los derechos de autor, que se llama copy right en inglés, están impidiendo la libre circulación, el uso, la reproducción de diversas formas de información, sobre todo la información digital que es hoy en día el lenguaje universal”.
Sin embargo, consideró que la pandemia aceleró el proceso de digitalización del aula, que gana terreno en la nueva era de la educación. "La pandemia ha forzado la transición hacia diferentes formas de digitalización en materia educativa: las video conferencias, las telellamadas. Es un proceso que estaba en curso y la pandemia lo aceleró, funcionó como catalizador, hoy estamos más en contacto con estos bienes digitales en sus múltiples formas, sobre todo en su aspecto educativo”.
Con el objetivo de contribuir en la educación de los chicos, muchos padres y docentes fotocopian libros, copian documentos y descargan archivos, lejos de pensar en la verdadera dimensión del asunto. “Hay una serie de tratados internacionales, principalmente con fines comerciales a los que la Argentina suscribió al igual que casi todos los países del mundo. Por lo general están propiciados por los Estados Unidos y los países más poderosos. Lo que hacen es limitar las posibilidades de los países periféricos, como es el caso de nuestro país”, dijo el especialista.
En este sentido señaló que estas limitaciones legales son muy coactivas, “si la Argentina quisiera salir de ese marco, hay una serie de condenas y mecanismos de presión que tienen un alto costo”, explicó el docente y agregó, “estas limitaciones legales son muy importantes porque queda atado nuestro sistema legal, normativo interno. Uno cree que va eligiendo sus representantes para que sancionen leyes pero la verdad hay un marco normativo internacional que está por encima, que es muy difícil de modificar”.
Señaló que la ley argentina de derecho a la propiedad es una ley muy vieja que tiene casi cien años, "es más restrictiva que la ley internacional. Discutir esta ley , sería un buen comienzo para garantizar el libre acceso a la información. Hay ciertas grietas que tiene este tratado los cuales se podrían utilizar y la Argentina no lo está haciendo, por ejemplo con fines educativos y sanitarios".
Para garantizar el acceso a libre a la información señaló que es necesario,“ plantear que la información y el conocimiento son un bien común y es un producto social, poniéndole un freno a esa tendencia privatizadora y mercantilizadora", y en el sentido de garantizar ese derecho remarcó, "el primer paso es visibilizar esta problemática e interesar a los actores, para el grueso de los argentinos esto no existe como un problema importante, a lo sumo es un problema de especialistas. Necesitamos una acción transformadora y eso requiere el compromiso de múltiples actores y la generación de coaliciones y alianzas para instalar la problemática”.