El oscuro trasfondo del asesinato de líderes de la barra brava de Rosario Central
Andrés “Pillín” Bracamonte y su compañero de barra, Daniel “Rana” Attardo, fueron acribillados en cercanías del estadio Gigante de Arroyito, en una zona oscura. ¿Qué hay detrás del doble crimen?
El asesinato del jefe de la barra brava de Rosario Central, Andrés “Pillín” Bracamonte y su compañero de barra Daniel “Rana” Attardo, en cercanías al estadio Gigante de Arroyito, dejó a la Ciudad de Rosario en un momento de tensión y reactivó las alarmas por el regreso de la violencia vinculada al narcotráfico.
Testigos aseguraron que dos personas encapuchadas, presuntamente sicarios, aparecieron caminando por el cruce de las calles Del Valle Ibarlucea y Reconquista, escondiéndose y avanzando por una zona oscura de la cuadra. Dispararon contra la camioneta Chevrolet S10 en la que estaban Bracamonte y su número dos, para luego desaparecer en por el mismo apagón de la calle.
‘Tenían tiros en todo el cuerpo’, dijo uno de los barras que vio cómo asesinaban a quemarropa a los hombres más poderosos de la banda Canalla. Los estruendos de unos 10 disparos hicieron dispersar a todos los hinchas que salía del Gigante después de la derrota ante San Lorenzo. Mencionan que este factor ocasión que no se le pudiera ver la cara a los atacantes.
Una posibilidad que cobró fuerza en las últimas horas y es la presencia de un tercero que haya estado esperando a los hombres armados en un auto en las inmediaciones para facilitar la huida.
La División de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) confiscó seis vainas servidas calibre 9 milímetros en la calle, y otras cuatro adentro de la S10.
¿Quiénes están detrás del doble crimen?
Los asesinatos de Bracamonte y Attardo podrían estar vinculados con disputas entre poderosos narcos de Rosario como la banda de Los Monos y la de Los Menores, quienes podrían haber orquestado el ataque como un ajuste de cuentas.
En agosto, Pillín ya había sido baleado luego del clásico jugado en agosto, pero sobrevivió al ataque. Con más de 25 años liderando barra canalla, sumó al menos 29 intentos de asesinato. Sus causas judiciales iban desde lavado de dinero a extorsión, incluso, un día antes del crimen, había pedido desde la fiscalía dos años de prisión. Además, tenía derecho de admisión y no pudo ingresar a la cancha este último sábado en lo que habría sido su último partido.