José Loizaga, es un sanjuanino de corazón. El hombre que dedicó su vida al deporte, hoy vive en Bahía Blanca, compartió su experiencia en ‘Buen día, día’, durante el reciente temporal que afectó gravemente a la ciudad. Loizaga, relató cómo vivió las intensas lluvias y las inundaciones que dejaron a su paso un panorama desolador: “No me encontró el agua, yo fui al agua”, mencionó.

 Uno de los momentos más crudos que atravesó fue encontrar a una mujer sin vida, quien se habría ahogado, pero no pudo hacer nada, debía seguir con su camino para ayudar a otros vecinos, y que no sucedan más casos así de lamentables. “Hay momentos en que la patria te llama y yo fui”, señaló el hombre. 

Loizaga no dudó en actuar. Decidió salir a ayudar a quienes lo necesitaran. En su recorrido, se encontró con Emilia, “una vecina que lloraba en la puerta de su casa”, estaba completamente inundada. Según señaló él tiene contacto con ellos por el tiempo que lleva allí, por lo que le dolió ver la imagen de dolor de sus vecinos. Con otras personas, comenzaron a rescatar lo que podían de Emilia y la llevaron a un lugar más seguro. Junto a otros vecinos, lograron rescatar algunas pertenencias de Emilia y la llevaron a un lugar seguro.

Otro de los momentos más impactantes fue cuando Loizaga se enteró de que dos adultos mayores estaban atrapados en su casa. Con la ayuda de otros vecinos, logró llegar hasta ellos. Subió por techos y paredes, enfrentándose a la corriente y al barro, hasta que finalmente encontró a los abuelos. “Ellos no podían salir, y tampoco querían”, recordó José. Sin embargo buscó el modo de cuidarlos haciendo que otros vecinos le alcancen ropa, comida y agua. Por lo menos allí sabía que estaban a salvo porque el agua no los alcanzaría con facilidad.

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Sin embargo en medio de la travesía para ayudar, le dijeron que había una señora de avanzada edad de quien no sabían nada desde hacía mas de un día. Es así, como con otro hombre ingresaron. La  vivienda estaba copada de agua, y allí en medio de la inundación estaba flotando la mujer. Intentaron hacerle RCP, pero ya estaba fallecida desde hacía varias horas.Ahí estaba muerta, teníamos que seguir. No, no había otra cosa que hacer”, mencionó. 

Loizaga también ayudó a una abuela de 100 años y a su nieto. Ella estaba en una situación crítica. El agua llegaba hasta la mesa donde el nieto la había colocado para salvarla. En un momento pensó que estaba sin vida pero comenzó a moverse y sintió alivió. Entre tres personas la sacaron. El agua les llegaba al pecho, "pero no la íbamos a soltar a la abuela nunca", dijo José. Al sacarla del lugar empezó a pedir un médico, estaba seguro que alguno habría en la zona. Allí los vecinos empezaron a ayudar a buscar a alguien. En uno de los edificios estaba una profesional de la salud, quien le dio la atención necesaria, ya que la señora de avanzada edad habría sufrido cortes.

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El rescate no fue fácil. Loizaga describió cómo el barro le llegaba a la cintura y cómo tuvo que usar sogas y ramas de árboles para cruzar las zonas más peligrosas. En un momento, la corriente casi lo arrastra, pero logró agarrarse de una rama y salvarse. "Pensé en Dios y en mi mamá", relató emocionado ya que en momentos pensó que ese era su final. 

Loizaga destacó la importancia de la solidaridad en momentos de crisis. Aunque su departamento no sufrió daños graves, su principal preocupación fue ayudar a los demás, especialmente a los más vulnerables. "No quería que la muerte me agarrara durmiendo", afirmó.