El 18 de noviembre de 2024, Débora vivió una noche de terror en su lugar de trabajo, una pizzería ubicada en el barrio porteño de Núñez. Su expareja, Sergio Raúl Sarria, la atacó brutalmente y le propinó 28 puñaladas en solo 53 segundos. La violenta agresión fue captada por las cámaras de seguridad y evidencia la saña con la que el hombre intentó asesinarla. A casi tres meses del hecho, la fiscalía solicitó la elevación a juicio del caso, en el que Sarria enfrentará cargos por "tentativa de homicidio agravado por ensañamiento en un contexto de violencia de género".

El ataque ocurrió en el local gastronómico "Big Pizza", ubicado en la calle Quesada al 2300. Según registraron las cámaras de seguridad, Sarria ingresó al establecimiento con intenciones de hablar con su expareja, pero al recibir su rechazo, reaccionó violentamente. Traspasó el mostrador, roció con gas pimienta a un compañero de trabajo de Débora y comenzó a golpearla.

El agresor la derribó al suelo y la apuñaló con una tijera plegable que llevaba consigo en un llavero. Luego, tomó una cuchilla de cocina del local y continuó atacándola. Afortunadamente, el filo de la herramienta no era lo suficientemente cortante, lo que evitó un desenlace fatal.

Durante los 53 segundos que duró la agresión, la mujer sufrió heridas en la cara, cuello, tórax y abdomen. Testigos del hecho, entre ellos el dueño de un supermercado cercano y el cuñado de la víctima, intervinieron arrojándole objetos al agresor, lo que permitió que Débora lograra escapar hacia la vereda.

Cuando la policía llegó al lugar, Sarria intentó quitarse la vida cortándose el cuello con un cuchillo tipo Tramontina, mientras gritaba: "¡Mi hija no me quiere, me voy a matar!". Tanto él como la víctima fueron trasladados al Hospital General de Agudos Dr. Ignacio Pirovano, donde recibieron atención médica.

"Me quiso matar como un animal"

Débora, tras sobrevivir al brutal ataque, relató lo sucedido con estremecedoras palabras: "Me quiso matar como un animal. Mientras me atacaba no me decía nada, solo me pegaba y me pinchaba por todos lados. Tengo heridas en las costillas, en el cuello, en la cara, en el ojo. Fue terrible, aterrador".

La mujer agradeció la intervención de los testigos que evitaron que el ataque tuviera un desenlace fatal. "Milagrosamente no logró matarme. Creo que en gran parte fue por la ayuda que recibí, porque lo trataron de golpear, de quitármelo de encima, pero estaba furioso".

El fiscal José María Campagnoli solicitó la elevación a juicio de la causa, en la que Sarria está acusado de "homicidio agravado por ensañamiento y por haberse cometido en un contexto de violencia de género, en grado de tentativa". Entre las pruebas presentadas están los testimonios de los testigos y el análisis de los videos de seguridad, que refuerzan la acusación.

La fiscalía resaltó que el ataque fue el "episodio culminante de un ciclo de abuso" y que la cantidad de lesiones en zonas vitales del cuerpo de la víctima demuestra la intención homicida de Sarria. En su resolución, el Ministerio Público Fiscal citó la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, la cual define distintos tipos de violencia de género y su impacto en las víctimas.

La jueza Carina Nancy Rodríguez aceptó la solicitud del fiscal y formalizó la elevación a juicio del caso. Si es hallado culpable, Sarria podría enfrentar una pena de entre 10 y 15 años de prisión. El debate oral podría realizarse en los próximos meses, aunque la fecha aún no fue establecida.