Impactante: un hombre baleó a una joven porque no bajaban el volumen de la música
La adolescente de 16 años, que estaba en el festejo de un cumpleaños, se encuentra en terapia intensiva.
Habla de manera vacilante Sara Lozano (21), como sin poder creer lo que está sucediendo. Acaba de salir del Hospital Penna, donde se encuentra internada su hermana Sandra (16), y hace todo lo posible por no quebrarse. 'Me dijo el médico de terapia intensiva que está en estado crítico y que no va a volver a caminar, quedó parapléjica. Dios, ¿por qué con mi hermanita, por qué?'.
El sábado Sara y Sandra fueron invitadas a los 50 años del tío de Jocelyn (26), la mejor amiga del club Libertadores, de San Cristóbal, donde las tres juegan al futsal. Las hermanas Lozano, peruanas pero con más de diez años de residencia en la Argentina, viven en Balvanera con sus padres y llegaron al cumpleaños en la villa Zavaleta, en Barracas, pasada la medianoche, ya del domingo.
'Estábamos pasándola bien, escuchando cumbia, comiendo algo y la puerta de la casa de los tíos de mi amiga estaba abierta para que corra aire, pero la reja que da a la calle cerrada con llave. De repente vemos un hombre a los gritos, junto a la reja, exigiendo de mala manera que bajemos la música. A los gritos seguía y se va con una amenaza: 'Si no la bajan amanecen todos muertos'', recuerda.
Y agrega: 'Yo pregunté quién era y me dijeron que era un vecino que vive enfrente, con algunos problemas, pero no le dimos mayor importancia'. Pasaron 50 minutos y lo inesperado sucedió: 'Yo estaba sentada conversando, en realidad me estaba riendo hablando con mi amiga Jocelyn, cuando no sé por qué miro hacia la puerta y vuelvo a ver a ese mismo tipo que desde la reja estira su brazo'.
Y continuó: 'Veo un arma y empieza a disparar. Sentí entre ocho y diez estruendos... Creo que mi reacción fue volar contra una pared, intentar cubrirme. Recuerdo que mi hermanita estaba bailando cerquita mío... En ese instante siento que una bala roza mi cabeza, me doy vuelta y la veo a Sandrita boca arriba, con sangre en el pecho'.
Con carácter y lucidez, Sara, que estudia enfermería y medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA), le tapó la herida a su hermana, que perdía mucha sangre, al mismo tiempo que llamó a la Policía: 'Era tal el caos y desmadre, los gritos y la desesperación, que nadie atinó a hacer nada. Por suerte la Policía vino rápido pero la ambulancia demoraba'.
'Entonces decidí llevarme a Sandrita al hospital, contra lo que me decía la policía, que me insistía con que esperara a que llegara la ambulancia. 'Yo me hago responsable', les grité', sostuvo. Con la ayuda de un amigo, Edylson, herido en una mano, levantaron a Sandra y, a rastras, se la llevaron a un auto. 'Mi amigo manejó con la mano ensangrentada', remarcó.
'Nos dijeron que el Hospital Penna estaba a unos diez minutos. Yo estaba atrás con Sandrita hablándole, moviéndole la cabeza para que no se durmiera, fueron minutos insoportables, interminables, que nunca en mi vida pensé que los viviría. No puedo creer que una persona reaccione de esa manera', añadió. 'Gracias a vos y a tu rápido accionar, tu hermana no murió el mismo día del ataque', le dijo un médico.
'El estado es crítico, pero la está peleando. La bala le entró por la espalda, quebró tres costillas, perforó el pulmón derecho y lastimó la médula ósea', explicó. Según el parte oficial de la Policía de la Ciudad, 'se estaba realizando una fiesta cuando un vecino, ofuscado por los ruidos de la música, luego de mantener una discusión verbal, efectuó varios disparos lesionando a cinco personas'.