La desocupación fue del 7,6% en el segundo trimestre del año y afectó a más de 1,6 millones de argentinos
Fue mayor al 6,2% del mismo período del año pasado, pero estuvo levemente por debajo del 7,7% del primer trimestre: la EIL ya estimaba que en julio se había congelado la caída sólo entre trabajadores privados registrados.
Como una contracara del costo que tuvo el ajuste que impulsó Javier Milei y el equipo económico de Luis Caputo en la economía, el desempleo subió en el segundo trimestre a 7,6%. Sin embargo, los propios datos oficiales para una porción de los trabajadores ya habían dado señales de que, pese a la recesión, la sangría en las plantillas se habrían frenado.
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, hay 1,7 millones de desempleados en la Argentina. En un año, se sumaron a esa condición casi 360.000 trabajadores si se proyectan los datos del organismo a todo el país. La suba es frente al 6,2% que registró el primer trimestre del año pasado, pese a que frente al primero de este año descendió. Vale aclarar que, generalmente, los especialistas toman datos interanuales para evitar los sesgos de estacionalidad.
La caída en la cantidad de trabajadores privados se compensó con el alza de cuentapropistas monotributistas, una precarización laboral (por eso sube la tasa de empleo). La tasa de actividad -y la subocupación- mostró también un incremento motorizado por la fuerte caída de los ingresos luego de la devaluación que impulsó el Gobierno en diciembre. Esto implica que más gente salió a buscar trabajo intentando compensar la baja en sus sueldos.
No es el primer dato negativo del mercado laboral para el Presidente. Ya en el primer trimestre el desempleo había subido del 6,9% al 7,7% en la medida interanual (el que elimina la estacionalidad del trabajo) y dos puntos (de 5,7% a 7,7%) si se contrastaban esos tres primeros meses frente a los últimos del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Sin embargo, los analistas consultados esperaban un impacto mayor de la recesión en el empleo, que no se vio.
Ayer el Indec había confirmado que la profundización de la baja del PBI, pese a una desaceleración, seguía instalada en la economía. En su informe de Avance del Nivel de Actividad para el segundo trimestre había mostrado una baja de 1,7% frente al trimestre anterior (-2,2%) y de 1,7% también frente al desplome de 5,2% en el primer trimestre. En los primeros seis meses del gobierno libertario, la actividad económica acumulaba una baja de 3,4%. Los sectores más golpeados son intensivos en la generación de empleo. Allí se encontraban entonces la construcción, la industria y el comercio.
Los últimos datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) habían llamado la atención. Los trabajadores privados registrados mostraron una nueva caída en junio (de 0,2% mensual desestacionalizada). Sin embargo, la sorpresa la dio la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que ya registró en julio un freno (0%) en el ajuste en las dotaciones de trabajadores. No crecieron, pero tampoco decrecieron. Vale aclarar que el empleo privado registrado es un tercio del total de trabajadores en el mercado laboral argentino. La recuperación, como en la economía, es heterogénea.
Sin embargo, la tendencia en el empleo privado registrado es hacia un freno en la desaceleración de las caídas que se venían viendo: de bajas mensuales de 0,6% en enero se pasó a 0,2% en mayo.
Además, el dato de junio del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción había mostrado ya una muy leve recuperación mensual -con un nivel muy bajo frente al año pasado- en los puestos de empleo en ese sector, el más afectado (perdió unos 68.000 puestos entre noviembre y junio de este año). Sin embargo, el SIPA todavía mostraba que en los últimos meses uno de cada dos empleos perdidos en el sector privado eran industriales.
Entre los empleados en blanco no sólo habría menguado la caída en la cantidad. Esto también habría ocurrido por el lado de los salarios. Según los datos oficiales, el salario bruto medio real del empleo asalariado registrado privado creció 2% en julio con relación a junio de 2024. “Con esta variación positiva, la capacidad de compra del salario medio se incrementó 12,6% en los primeros siete meses del presente año, y consiguió así compensar prácticamente el deterioro del poder adquisitivo provocado luego de la devaluación de la moneda nacional en diciembre de 2023. En efecto, el salario medio real de julio de 2024 se encuentra solo 0,3% por debajo de noviembre de 2023 (cuando en diciembre llegó a estar 11,4% por debajo de noviembre)”, se afirmó. Es la recuperación más rápida entre las últimas cuatro devaluaciones.