Mató a su mujer y días después, confesó donde abandonó su cuerpo
El victimario dejó a la ex esposa en un campo cerca de Impira. La hermana desde un primer momento apuntó contra su ex cuñado y logró su confesión.
Valeria Gancedo es una mujer santiagueña, que vivía en Córdoba y fue víctima de femicidio. Su ex marido, Alejandro Quinteros, está acusado de ser quien la mató y arrojó su cuerpo a un campo cerca de Impira, a 15 kilómetros de Oncativo, ciudad en la que vivían. El hombre durante algunos días mantuvo silencio, pero finalmente se quebró y confesó donde dejó el cuerpo de su ex pareja.
Durante la tarde del viernes 1 de diciembre Quinteros fue detenido. Porque para la Justicia era sospechoso por la perimetral que previamente la fallecida había pedido a las autoridades judiciales y venció el pasado 23 de noviembre. Además de las denuncias de violencia de género en su contra y por haber sido la última persona con la que la vieron.
Según fuentes ligadas al caso, estuvo varias horas sin declarar y diciendo “mentiras” hasta confesó y les indicó a los investigadores a dónde estaba el cuerpo de la mamá de su hijo: en un campo cerca de Impira. El terreno donde encontraron el cadáver, es propiedad de la familia del femicida y se llega por el ripio que une Oncativo e Impira. De acuerdo a lo que reveló una fuente de la investigación en exclusiva a El Doce, el detenido “hizo una fosa y la enterró”, dijeron.
“Él ha sido el asesino de mi hermana. No hay ninguna duda”, expresó con dolor Melisa, hermana de la fallecida y advirtió: “Yo al principio le dije a la Policía que él le había hecho algo malo a mi hermana”. “Pido que se haga justicia. Alejandro Quinteros es el único responsable. No hay dudas, estaba enfermo de la cabeza”, subrayó la mujer.
La víctima de 36 años era de Añatuya, Santiago del Estero, y había venido a vivir a la provincia de Córdoba por su relación con el presunto femicida. Jamás pensó que aquí encontraría su trágico final. Mientras cuida a su pequeño sobrino, hijo de la víctima, que el pasado 29 de noviembre cumplió años, relató a este medio los últimos días de Valeria. “Recién ahora pienso que la última vez que se la vio fue cenando con él”, recordó sobre el lunes 27.
De acuerdo a lo que contó a un El Doce, su hermana, Valeria Gancedo había obtenido una orden de restricción de acercamiento de Quinteros hacia su persona que caducó el 23 de noviembre y no quiso renovar. “Estuve hablando con ella y me dijo que no la iba a renovar pero no quería volver con él. Nos lo dijo esa noche que envió la foto”, aseguró sobre el 27 de noviembre.
Cómo supo la familia de Gancedo que ella había muerto
Valeria y Melisa se escribían a diario para sentirse más cerca pese a la distancia que las separaba entre Oncativo y Añatuya. La noche en la que envió la imagen se despidió y el martes, cuando volvieron a escribirle a través de un grupo de la familia, nunca contestó. El 29 de noviembre, día del cumpleaños del hijo de la víctima, Melisa quiso comunicarse con su sobrino en reiteradas oportunidades para desearle un feliz día. “La llamé para saludar al nene, me cansé de llamar y de mandar audios y nada”, relató.
Y siguió: “En un momento me respondió ‘Hola, me cansé de llamarte’ y le dije que jamás me había llegado una llamada de ella. Seguí llamando y no me atendió”. Se hizo la noche del miércoles y el cumpleaños del nene estaba por terminar, por eso Melisa optó por mandarle un mensaje de audio para que el niño escuchara.
“Me dijo no me llames ni me mandes audios, solo escribime porque se me rompió el teléfono”, agregó. Para ese entonces, a Melisa le llamaba la atención la actitud que se desprendía de los mensajes que llegaban del teléfono de su hermana. Ni siquiera había publicado un mensaje para el niño en las redes, algo que hacía seguido.
Valeria tenía previsto festejar el cumpleaños de su hijo el fin de semana e incluso había comenzado a preparar algunas comidas. Pero un supuesto viaje cambió los planes: la mujer le escribió a su mamá y le avisó que viajaría a Añatuya. Le dijo que una familia amiga de la localidad de Oliva la llevaría y que su hijo se quedaba con Quinteros.
“Nos dijo que a las 14 salía y que llegaría como a las 22. A las 14:06 me avisó ‘estamos en camino’ y ahí nomás le contesté ‘bueno Negra’”, relató Melisa. Y continuó: “Se hicieron las 22, las 23, las 00, la 1 y nunca llegó. Nunca recibió mi último mensaje”.
La familia de Valeria comenzó a pensar que le había pasado algo en el camino pero se hicieron las 4 del viernes y el miedo los invadió. En la mañana del viernes la mamá de la víctima llamó a Quinteros para preguntarle si sabía algo y el hombre les dijo que creía que ya estaba en su pueblo. “Le dijo que si le había pasado algo él la iba a auxiliar y pidió que le avisemos si había tenido un accidente. Estaba muy tranquilo”, remarcó sobre la actitud del acusado.
Mas tarde, Melisa llamó a una amiga de su hermana que vive en Oncativo y le contó la situación. “Ella me dijo que se comunicaba con una amiga de ambas que es abogada e iban a hacer la denuncia y nosotros salimos para Oncativo”, explicó.
“Al llegar acá nos enteramos que días antes le envió mensajes a sus amigas y les dijo que estaba viajando a Añatuya porque su abuela estaba grave”, precisó y agregó que a algunas de ellas les dijo que viajó el martes y a otras el miércoles. Para Melisa, su ex cuñado quiso engañar a las personas que podrían preguntar por Valeria.