Este jueves se conmemoró un nuevo aniversario de un crimen que conmocionó a Catamarca y al país. El mismo tuvo como víctima a la adolescente María Soledad Morales, de 17 años, quien fue violada y asesinada brutalmente.

Según cuentan las fuentes del caso, ella había ido a una fiesta en una discoteca pero jamás regreso a su hogar, sino que su cuerpo fue encontrado el 10 de septiembre a siete kilómetros de la capital provincial. Lo que encierra el caso fueron detalles tenebrosos ya que por la mala actuación y poco manejo del tema se generó una crisis política local que terminó con la renuncia del gobernador de ese entonces, Ramón Saadi.

Según indicaron, el de 10 septiembre fue cuando obreros de Vialidad Nacional encontraron sobre la ruta 38 el cuerpo semidesnudo de una mujer que había sido violada. Los restos de Maria Soledad estaban quemados con cigarrillos, sin orejas ni un ojo, con la mandíbula fracturada, con el cráneo apastado y sin cuero cabelludo. Pero no es todo, sino que al generar la autopsia, señalaron que la muerte se debió a un paro cardíaco causado por una sobredosis de cocaína

Luego de la renuncia de Saadi, Menem ordenó la intervención de Catamarca y a la vez indicó que investigarán el homicidio y de inmediato se apuntó contra los llamados “Hijos del Poder”, que eran Pablo y Diego Jalil, sobrinos del entonces intendente local, José Jalil; Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional, y Luis Tula, novio de la joven asesinada. Quienes tienen parentesco con el actual Gobernador de la provincia.

Como si fuera poco, el rumor en el pueblo señala que el jefe de la policía de Catamarca ordenó lavar el cuerpo, ya que su hijo estaba involucrado, junto a los anteriores nombrados. Si bien la familia, amigos y conocidos de Maria Soledad generaron multitudinarias marchas del silencio, lo único que lograron fue que no quedará en la nada absoluta. 

Recién ocho años después del crimen, Luque fue condenado a 21 años de cárcel por asesinato y violación, mientras que Tula recibió 9 años de pena por ser encontrado partícipe secundario de ese abuso sexual. A pesar de tales condenas, que para muchos resultó insuficiente, nunca se avanzó en la investigación del encubrimiento. Cabe decir que hoy ambos están libres.