En un informe reciente, el INDEC revela que la actividad de la construcción experimentó una abrupta caída del 21,7% en enero de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Este declive se atribuye mayormente al paro total de la obra pública nacional.

Los indicadores muestran una preocupante tendencia negativa: el índice desestacionalizado registra una variación del -10,2% respecto al mes anterior, mientras que el índice serie tendencia-ciclo presenta una variación negativa del -2,5%.

Para encontrar cifras comparables, es necesario remontarse a la época de la pandemia, cuando el sector de la construcción sufrió caídas del 76,3% en abril y del 48,5% en mayo de 2020, durante los dos meses de confinamiento estricto por la COVID-19.

En cuanto al consumo de insumos para la construcción en enero de 2024, se destacan descensos significativos en varios sectores: 61,9% en asfalto, 40,6% en yeso, 38,6% en hierro y aceros, 28,6% en hormigón elaborado, entre otros.

Las expectativas para los próximos meses, según la encuesta cualitativa de CAMARCO, pintan un panorama desfavorable. El 52,5% de las empresas que realizan principalmente obras privadas no espera cambios en el nivel de actividad durante los próximos tres meses, mientras que un preocupante 41,6% anticipa una disminución.

En el ámbito de la obra pública, el pesimismo es aún mayor, con un 76,0% de empresas pronosticando una disminución en el nivel de actividad. Las causas principales señaladas son la caída de la actividad económica (28,0%) y los atrasos en la cadena de pagos (24,4%).

La construcción enfrenta un escenario desafiante, marcado por la incertidumbre económica y la ralentización de proyectos, poniendo en riesgo tanto la actividad del sector como los empleos asociados.