La Justicia de Córdoba dictó una condena a prisión perpetua para Mario Andrés García, el hombre que, en un acto de extrema violencia, asesinó a su hijo de dos años de un tiro en la cabeza. El veredicto fue emitido durante un juicio abreviado llevado a cabo en la Cámara del Crimen de Laboulaye. García, acusado de homicidio calificado por violencia de género transversal, admitió su culpabilidad en un intento por evitar una audiencia oral completa.

El trágico hecho ocurrió el 14 de marzo en la localidad cordobesa de General Levalle. Ese día, García y la madre de la víctima, de quienes recientemente se había separado tras una relación de ocho años, estaban citados en el Juzgado de Paz para definir un régimen de visitas. Sin embargo, lejos de buscar un acuerdo, García utilizó la ocasión para llevarse a su hijo, subiéndolo a su auto y disparándole en la cabeza.

Según reportes de medios locales, tras cometer el crimen, García se dirigió al Hospital de Levalle, donde trabaja su exsuegra. En una escena escalofriante, le arrojó el cuerpo del niño y pronunció una amenaza aterradora: “O vive conmigo o no vive con nadie. Ahora voy por tu hija.”

En sus primeras declaraciones, García intentó desvincularse del hecho al afirmar que el disparo había sido un accidente mientras intentaba suicidarse. Sin embargo, esta versión se desmoronó rápidamente ante la abrumadora evidencia en su contra. Cinco meses después del crimen, García se enfrentó a la justicia y recibió la pena máxima: prisión perpetua.

La figura de "venganza transversal", introducida en el Código Penal en 2012, se refiere a crímenes cometidos con el propósito de causar sufrimiento a una persona con quien se ha tenido o se tiene una relación de pareja. En este caso, el asesinato de un inocente se utilizó como herramienta para infligir dolor a su expareja. Este tipo de homicidio produce dos víctimas: el fallecido y la persona que sufre por la muerte. Por ello, se asigna la pena más severa.

El tribunal que dictó la condena subrayó la gravedad del crimen y el impacto devastador que tuvo sobre la familia de la víctima. La decisión de condenar a García a prisión perpetua refleja el compromiso de la justicia cordobesa de enfrentar la violencia de género con rigor y garantizar que los responsables de tales actos enfrenten consecuencias adecuadas.