Este jueves Jorge Lanata recibió en su programa de Radio Mitre a Chano Moreno Charpentier luego de su brote psicótico que casi le cuesta la vida.

A punto de dejar el centro de rehabilitación y por comenzar un tratamiento ambulatorio, el músico ya tiene todo listo para sus shows en el Luna Park que sorpresivamente sumó más funciones por el éxito en la venta de entradas.

En esta oportunidad y, a corazón abierto, el artista comenzó diciendo:El egocentrismo y el egoísmo son cosas que tenemos los adictos. Dicen que un adicto tiene como destino el hospital o la cárcel, pero uno recuperado, el éxito, porque somos hábiles manipuladores” dijo y luego habló de sus compañeros de internación: “Son buenas personas, sensibles, gente que se hace daño a uno mismo por no lastimar a nadie, pero lastimas más tu familia y a todo el mundo”.

Sobre los días previos al 26 de junio cuando intentó atacar a su madre y recibir el disparo de un policía Chano explicó: “Tengo 40 años y cuando consumía terminaba muy mal, al borde del brote psicótico, desde una semana antes no me acuerdo nada. De hecho, la última vez que vine acá te mentí, dije que estaba bien, pero ahí hubo varios días que no sé qué pasó”.

Unos días antes me interné, no le dije a nadie. Me interné muchas veces, el consumo era triste, no era algo de fiestas, social ni nada, consumía solo y estaba paranoico pensando que había gente en mi casa, consumía llorando, llamaba al dealer diciendo no quiero más esto para mí. Cuando estás con el consumo activo es difícil parar solo, parás con una tocada de fondo y tuve varias, pero esta vez no me acuerdo nada”.

Jorge Lanata preguntó qué pasó cuando se despertó en la clínica y el invitado dijo:Me acuerdo que me despierto atado, las muñecas contra la cama, no recordaba nada y quería que me suelten, me fueron dando medicación para calmarme, lo mandaron a mi hermano Bambi a contarme, es una de las personas que más quiero y no podía creer cuando me contaba lo que pasó, no lo creía, pensé que era algo que me dijeron para que parara de consumir. Desde las semanas antes no recuerdo nada, llegué a casa y empecé a ver objetos que había comprado que no reconocía, me contaron lo del tiro, la secuencia, me contó cosas mi médica en quien confío y a quien le contaba cuando consumía y no podía parar. Me contaron que estaba intubado y ella se acercaba y yo lloraba. Soy una persona buena, está mal que lo diga yo, pero no tengo relaciones conflictivas cuando no consumo, manifestó angustiado.

Luego agregó: “Padeciendo la enfermedad que padezco, y le digo enfermedad porque hay gente que no entiende que lo es, igual que la obesidad, hay gente que sufre y te estigmatizan por ser estrella de rock, camarines y nada que ver, los camarines están poblados de gente sana. Yo me quería lastimar a mí mismo, es una pulsión que hace mi cabeza, mi cabeza sabe que soy inteligente para eso y las ganas no me vienen diciendo ‘qué rico’, sino diciendo ‘puedo ir a ese lugar, salir con esa chica que en el bolsillo tiene lo que yo quiero’”, detalló y agregó que “el deseo de un adicto es consumir y contarlo”.

“El ejemplo es que la mayoría de los adictos llaman al dealer para decirle que le compran 200 dólares y a las dos horas 200 más y a las seis de la mañana le golpeas la puerta pidiendo más. Yo era camarero y siempre arrancaba el día sin plata porque lo había gastado el día anterior, entonces cuando había 4 mesas ya calculaba la plata e iba llamando al dealer y terminaba casi duro sin poder hacer nada”.

“Ahora todo lo que hago lo pongo en duda, no sé qué me hace bien y qué me hace mal... Es mi vida, no pregunté ni cuánto voy a cobrar, me gusta estar con la gente y me acostumbré a que me puteen y que me quieran, me di cuenta que los medios me querían y estoy agradecido que la gente me bancó todas las que hice, lo digo con honestidad: Estoy agradecido de todas las que me perdonaron y que la gente me quiera venir a ver”.

Ahora vivo en una estructura muy rígida que me hacía falta la verdad. Hay gente que puede parar, yo estoy agradecido a la enfermedad que tengo porque hay personas que no llegan a consumir y viven de manera compulsiva sin darse cuenta que tienen una enfermedad que tratar y esto me permitió conocerme”.

Antes de finalizar la entrevista Chano relató: Le hice una canción a mi mamá durante este tiempo. En la internación extrañas y es romántico, dormía en cama cucheta y la gente escribe en las camas mensajes: ‘la concha de la lora, no aguanto más, me quiero ir a la mierda’, decía uno y otro ‘sabía que sabrías que volverías a mis sueños’, y empecé a rezar. Me conecté con eso porque una terapeuta me dijo ‘hacete cargo de tu milagro y si tenés que hablar de que te comiste un pan de más, hablalo’. Porque ahí hay que desayunar puntual, te dan un pucho cada dos horas y si no llegás a horario te lo sacan y te querés matar”.