Este lunes se conoció que Carlos “La Mona” Jiménez se encuentra arreglando el despido de 45 de sus empleados a partir de esta semana. Perderían sus puestos de trabajo músicos, más técnicos, sonidistas, plomos y fotógrafos. Algunos, tienen varias décadas de antigüedad tocando junto al cordobés. Toda una repercusión en el mundo del cuarteto, según publicó La Voz.

El abogado de La Mona, Rubén Bravi, confirmó que la decisión fue debido a los inconvenientes económicos que enfrentan ante este parate inusitado y sin perspectiva clara a la vista. Por eso, a partir de este lunes, comenzaron las negociaciones individuales con cada uno de los empleados, con la intención de llegar a una desvinculación "de común acuerdo" con cada uno de ellos.

Algunos incluso arriesgaron que esto precipitaría el retiro del cantante, de 69 años, algo que de todas maneras su abogado desmintió por completo. Los empleados de La Mona cobraron en su totalidad los suelos de marzo y abril, pero ante la imposibilidad de retomar con la actividad normalmente, se habría tomado esta drástica alternativa.

Lo cierto es que se viven horas decisivas para saber qué será del destino del mayor ícono de la música popular cordobesa. Semanas atrás, Carli Jiménez, hijo del líder cuartetero e integrante de la empresa familiar, había manifestado que la industria no podía sobrevivir  tantos meses sin producir: “No podemos bancar una estructura así seis meses”.

Advirtiendo que el cuarteto –entre otros espectáculos públicos y masivos- serán los últimos en regresar, Carli había pedido la asistencia del Estado. El hijo de La Mona dijo que de cada baile viven al menos 200 personas, de las cuales 45 son empleados estables de la empresa, serían esos mismos los 45 que fueron llamados a arreglar su retiro en las últimas horas.

“En el Sargento Cabral son 200 personas las que trabajan indirectamente de un viernes, seis  boleteros, tres porteros,  veinte plomos, quince músicos, cincuenta policías, treinta bufeteros, varios proveedores , fotógrafos, community managers y la lista sigue con cuidacoches, choripaneros, taxistas y kiosqueros”, había dicho Carli.

En aquel entonces Carli había dicho que la empresa les brindaba la seguridad a sus empleados de que iban a cobrar a pesar de no trabajar porque “correspondía”, sin embargo esa posibilidad se acotó después de dos meses de inactividad y la familia decidió desvincular a los empleados para no tener que sostener la estructura sin ningún tipo de ingresos.