Para el fiscal Daniel Galvani no quedaron dudas: el pizzero Jorge Carlos Barahona Zalazar (46) debe recibir el máximo castigo previsto en el Código Penal, perpetua, porque durante el juicio se probó que mató de 12 cuchillazos a una jubilada (Hilda Tobares, 65 años) y que ese delito se agravó por la relación sentimental de por lo menos 6 meses que mantuvieron. La amiga íntima, la ahijada y un nieto lo identificaron.

Señalaron que Barahona es el hombre con el que la víctima les dijo que tenía un vínculo amoroso. Tres vecinos dijeron haber visto el auto del acusado en la casa de la jubilada en la Villa Ramos, Chimbas. Y la pericia para detectar la geolocalización de dos teléfonos cuyo uso atribuyó a Barahona, reveló que uno de esos aparatos estaba en la casa de la víctima momentos antes de que la mataran el 18 de diciembre de 2020.

Además de esas pruebas, el fiscal sostuvo que la geolocalización reveló que Barahona mintió cuando declaró que esa noche, al salir de su trabajo, fue hasta una farmacia de la avenida Rawson y luego partió hacia el barrio Las Calandrias, Chimbas, a ver a su amiga Claudia Cristofolletti, que apoyó esa versión. Y por eso, este martes el fiscal le pidió a los jueces el máximo castigo contra Barahona.

También solicitó a Juan Bautista Bueno, Silvina Rosso de Balanza y Maximiliano Blejman (Sala II, Cámara Penal) que envíen copias de los dichos de Cristofolletti y de Marina Sandoval (se autodefinió como pareja de Barahona de hace 4 años), para que sean investigadas por falso testimonio en la Fiscalía de turno. Ahora, el tribunal escuchará las últimas palabras del acusado antes de dar a conocer su veredicto.