El caso es estremecedor, pero finalmente el calvario para esa mujer de 49 años tuvo sentencia: su pareja recibió 10 años de prisión por los delitos de lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, amenazas coactivas, abuso sexual con acceso carnal y amenazas simples. El sujeto, un jornalero identificado como M.D.D, continuará preso en el Servicio Penitenciario Provincial hasta que la sentencia quede firme. 

El obrero rural del distrito de Colonia Fiscal en el departamento Sarmiento le hizo padecer lo peor a quien fuera su esposa durante un año. El calvario de sometimiento que vivió la víctima la llevó a querer retractarse todo el tiempo de su denuncia. Pero los aberrantes episodios que fueron constatados por el Ministerio Público Fiscal a través de pericias médicas, hicieron que la investigación llegara a fondo. 

En una audiencia, la mujer confesó: "Yo en ningún momento he mentido voy a decir la verdad porque necesito que esto se termine. ¿Qué me violó? Si, me violó. ¿Qué me pegó? Sí, me pegó. ¿Qué me amenazó? Si . ¿Si alguna vez lo hizo que me quiso introducir algo por la vagina? Si lo hizo”. Los aberrantes episodios que le tocó atravesar dan cuenta que M.D.D fue atrapado in fraganti el 5 de noviembre del año pasado. 

Ese día, a las 3 de la mañana, la pareja casada hacía un año se encontraba sola en su casa cuando el hombre, presuntamente en estado de ebriedad, comenzó a hacerle una escena de celos y en un momento intentó sacarle el celular, por lo que la mujer empezó a correr alrededor de la mesa y luego salió de la vivienda. En el expediente consta que el acusado la siguió, la tomó del pelo, la tiró al piso y comenzó a golpearla.

Le dio piñas en el rostro y el resto del cuerpo y con sus dedos pulgares le apretó el cuello, cortándole la respiración para que no gritara. Luego la arrastró hasta el interior, donde en la oscuridad continuó pegándole, incluso con un machete con el que le hizo sangrar la cabeza, mientras le decía "si vos me denunciás te mato y me mato yo después, porque yo preso no voy a ir". 

Según la acusación, cuando el hombre prendió la luz vio a su esposa sangrando e irónicamente le dijo "oh gorda, vamos a tener que llamar al 911, te han asaltado". Luego le llamó a una hija de ella para decirle que la habían golpeado en un asalto en la parada del colectivo y después hizo lo mismo con el 911, acercándole el machete para que dijera a la Policía esa versión. 

Como el operador le comunicó que iban a enviar un móvil, el denunciado decidió salir con ella hacia el campo, donde quiso tener sexo, pero ella se negó. Después de eso, cerca de las 8 de la mañana, regresaron a la casa y la víctima entró al baño, donde anteriormente había escondido su celular, con el que le envió a su hija un mensaje pidiendo ayuda. Luego se acostó, su esposo volvió a pedirle sexo y ella volvió a decirle que no.

Sin embargo, él le sacó el pantalón y la penetró, consta en la denuncia. Mientras eso pasaba llegó la Policía, pero el sujeto le tapó la boca y los efectivos se marcharon, creyendo que no había nadie. Horas después, siendo las 13 y aprovechando que el esposo se había dormido, la mujer envió otro mensaje solicitando ayuda, esta vez a un hijo, que aproximadamente una hora después llegó e ingresó junto al yerno de la víctima.

Allí encontró a su madre desvanecida. La mujer fue trasladada al Hospital Rawson, consta en las pericias que ingresó con "el ojo prácticamente colgando", teniendo en cuenta los golpes recibidos. El agresor ese día fue detenido y al siguiente, 6 de noviembre, le dictaron dos meses de prisión preventiva. El sometimiento era tal que el sujeto más de una vez mostró su arrepentimiento para convencer a la mujer que no denunciara. 

Según el extenso expediente, luego de abusarla sexualmente, el jornalero le expresó: "Esta vez se me pasó la mano, no me denuncies, no recuerdo qué pasó". Este martes por fin se conoció la sentencia para el depravado que fue juzgado en juicio oral presidido por el juez Alberto Caballero con los vocales, Federico Rodríguez y Andrés Abelín Cottonaro. M.D.D recibió diez años de prisión a cumplir en el Servicio Penitenciario Provincial.