El 23 de junio pasado, una joven de 21 años llegaba a la sede del CAVIG para instalar una gravísima sospecha contra un chico al que había conocido no hacía más de tres semanas. En su denuncia, dijo que había accedido a salir con ese sujeto y que, cuando estaban en un pool, su mamá la llamó para decirle que su hijo tenía fiebre. Según ella, en lugar de llevarla en su auto a ver al niño, la amenazó.

Dijo que sacó un revólver calibre 38, la llevó a su propia casa y la violó. Luego precisó que la dejó a dos cuadras de su domicilio en Rawson, pero le sustrajo su teléfono. La gravedad del asunto, motorizó una investigación y el propio fiscal, Eduardo Martínez, encabezó las averiguaciones que, sin embargo, no confirmaron la teoría de una amenaza a mano armada para poder perpetrar un ataque sexual. 

El propio sospechoso dijo que en realidad habían tenido relaciones consentidas en un hotel alojamiento de Capital, y las cámaras de seguridad corroboraron los dichos de ese joven. 'En esas imágenes se los ve a ambos ingresar de la mano. Además, el muchacho que los atendió recordaba perfectamente el caso porque habían pagado con un billete falso', precisó uno de los investigadores. 

Ahora, la joven, Cecilia Olivares, está en problemas porque el fiscal Martínez pidió el sobreseimiento del sujeto que denunció, de apellido Regalado, y envió la causa a la UFI de Delitos Especiales para que ella sea investigada, probablemente por falsa denuncia. Uno de los puntos que por ahora permanece en el misterio para los pesquisas es qué llevó a la joven a denunciar un delito que no existió.