En septiembre del año pasado una jauría atacó de forma salvaje a un bebé de 2 años en la localidad de Marquesado. Debido a las gravedad de las heridas que le provoco el violento ataque, la criatura terminó perdiendo su vida. Se trata de Sahir Peñaloza y debido a su fallecimiento, la persona que alimentaba a los perros callejeros fue procesado por la justicia sanjuanina, en un fallo "nuevo"  para este tipo de ataques que nunca antes contaron con una resolución judicial, ya que esas causas siempre quedaron en la nada. 

De acuerdo al fallo que consideró el juez Federico Rodríguez, del Cuarto Juzgado Correccional, el casero de la finca donde sucedió el trágico hecho actuó de manera negligente y pasó por alto tomar los recaudos necesarios para evitar que los animales que él criaba atacaran al menor. Cabe destacar que la criatura también vivía en el lugar y se movía con soltura tras considerarlo su propia vivienda. De esta forma, el dueño del hogar de 63 años fue señalado  como el tenedor, es decir, aquella persona que sin ser propietario ostenta de forma circunstancial la tenencia de los animales siendo responsable de su cuidado.

De esta forma el casero fue procesado sin prisión preventiva por homicidio culposo, artículo 84 del Código Penal. Además se le trabó un embargo por dos millones de pesos, mientras que la otra parte de la resolución está relacionada con el destino de los seis perros que no sólo fueron material de secuestro para la investigación sino también fueron causal del daño. En el ámbito judicial, más bien en las causas de homicidio, la causal como lo puede ser un arma de fuego es destruida. No obstante, en esta oportunidad esto no pudo hacerse posible. 

Por ese motivo y amparado en la Ley Provincial 2005 E sobre la protección, bienestar y tenencia responsable de los animales de compañía, el juez ordenó que la jauría (compuesta por cinco perros, ya que uno murió) continúe en el refugio donde permanece desde que ocurrió el hecho, con el objetivo de que se reeduque y que luego sus integrantes sean dados en adopción y ya no representen un peligro para nadie.

Asimismo, su señoría solicitó al Ministerio de Salud Pública y a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable que proporcionen la asistencia necesaria a la ONG que custodia y cuida a los perros en cuestión. Los informes aportados, tanto por el veterinario como por el conductista canino que evaluaron a los perros, dejaron en evidencia el carácter agresivo y vil de, por lo menos, dos de los animales.

De igual forma, en la observación, los especialistas dejaron en claro que los perros tienden a actuar en conjunto y que, si uno ataca, los demás actúan en consecuencia y hacen lo mismo. En cuanto al fallo se desprende que la jauría atacó en forma desmedida al menor, mordiéndolo en distintas partes del cuerpo, zamarreándolo y arrastrándolo hasta la pérgola de la casa principal de la finca. En ese momento, el abuelo del chiquito advirtió lo que sucedía y espantó a los animales, para levantar del suelo a su nieto y pedir ayuda. Un móvil policial trasladó al bebé con graves lesiones hasta el Hospital Marcial Quiroga y, lamentablemente, murió en el lugar.

En cuanto a las pruebas surge que la criatura perdió la vida producto del shock hipovolémico que le produjeron las heridas ocasionadas por las mordeduras en distintas partes del cuerpo. "Todas las lesiones que presentaban su restos eran compatibles con las mordeduras de canes", aseguró el fallo.

La instrucción del caso que conmocionó a gran parte de la comunidad, que insistió con una legislación que se haga cumplir en cuanto a la tenencia responsable de los animales, contó con un aporte clave que fue el de los testigos, quienes pudieron determinar que el casero alimentaba -de manera deficiente- y mantenía en ese lugar a la jauría mortal. Uno de los testigos aseguró que los perros ladraban y que incluso amenazaban con morder, si alguien pasaba cerca. No obstante, si el tenedor de los animales se encontraba en la casa, los golpeaba y eso hacía que cesaran con su intimidante conducta.  

Finalmente, luego de resolver el inédito procesamiento, desde la justicia correccional notificaron a las partes involucradas; incluso a los familiares de la víctima, quienes no pudieron pagar un abogado querellante que impulsara la investigación del caso. Aunque ninguna noticia será buena para la madre y el abuelo de Zahir, ya que ninguna les traerá de vuelta al pequeño, una parte de justicia tuvo su caso que se encaminó al juicio, el que también será inédito dado que ningún hecho de este tipo llegó tan lejos hasta ahora, por lo que un fallo firme podría asentar jurisprudencia para el futuro.